PANORAMA Se nos creció el enano
Por: Jairo Franco Salas
La frase con la que se titula ésta columna periodística, estamos convencidos que ustedes la habrán oído, expresado detalladamente, pero no la han analizado: Se creció el enano o se nos creció el enano; igual, a mi padre se la escuchaba con frecuencia, lo recuerdo mucho; también, las situaciones a que él se refería y finalmente me decía: » A los problemas no se les presta atención oportuna”; por eso no solucionarlos a tiempo y postergarlos será más difícil ponerles fin. Agregando mi progenitor: «A problema presentado, problema solucionado a la mayor brevedad».
Manifestamos que la impunidad, la injusticia, la ilegalidad que crece, educación precaria y el mal ejemplo que se traslada, nos tienen en éstas situaciones de nunca acabar que actualmente son el pan de cada día, no solucionándolos a tiempo.
Hace años a un gobernador ante la solicitud insistente de la comunidad que les solucionara un caso bastante delicado por cierto; los habitantes pedían así de sencillo una mesa redonda con el mandatario seccional y unos secretarios de despacho para tratar el tema, éste desesperado a su gabinete se dirigió así: » Cuál es el caso de la mesa redonda que piden, mandemos a hacer una y se las damos y nos quitamos esa gente y ése problema de una vez; no menciono el departamento, pero sucedió.
Lo que sucede en la actualidad es que para solucionar conflictos se están inventando unos procesos: que la pre agenda, la agenda, el borrador y cuando se va a estructurar un escrito acordado y el caso ya ventilado, se empieza a dilucidar, una de las partes se levanta de la mesa redonda, manifestando: » Este punto no va allí, debe discutirse más detenidamente e irá en otra agenda». Transcurre tiempo valioso que no se aprovecha, La realidad es que se requiere voluntad compromiso y consideración de las partes para darle jaque mate al conflicto y no quedemos desencantados, perdiendo las esperanzas.
Recuerdo cuando me desempeñaba como Personero para la Defensa de los Derechos Humanos de Cali en uno de los múltiples diplomados seminarios, talleres que recibíamos sobre el manejo de conflictos, dictados directamente por el Ministerio de Justicia, nos dejaron muy claro que los conflictos no se solucionan; se cambian de escenario, de un ámbito dañino para volverlos menos agresivos, que permitan la convivencia, deteniendo las conductas anormales que se incrustan y perpetúan en la sociedad por acción u omisión.
La verdad es que a los múltiples conflictos que padece Colombia, se les ha dado un alargue exagerado, sin analizar y solucionar otros problemas que se desencadenan paralelamente: corrupción, desgracias, descontento, atrasos, muertes y seguimos despreocupados como si nada pasara, mientras que otros expresan que vivimos una verdadera democracia representativa y la verdad es que se nos creció el enano.
Nos fundamentamos en la frase que titula el escrito, para referirnos que la pobreza absoluta, miseria, hambre… han crecido de manera gigantesca a la par de los conflictos, impidiendo la sana convivencia entre colombianos; teniendo la oportunidad y obligación de solucionarlos a los mandatarios de turno.