Claro, como cantan los gallos
Fin del espectáculo. Se acabó la feria del pueblo… la del “Ron y el aguardiente para todo el mundo”. La del rebusque.
¡Que fiesta!
Mi “Manizales del alma” y el blanco- blanco que me mueve le piso.
Esteban Jaramillo Osorio
Manizales, 10 enero de 2023_RAM_La del reencuentro con los amigos de siempre. Con invasión de turistas, rumba para todos los gustos, peregrinajes interminables por las empinadas calles, soleadas jornadas deportivas (carritos de madera, de exportación); la de artistas famosos divirtiendo en las tarimas, Caballos de paso, noches largas, espléndidas, de trovadores y cantautores reconocidos en exhibiciones populares; toros con indultos, reinas, tangas y tangos, cultura y folklore.
Qué bella mi colina iluminada, rebosante y animada, con el calor humano de sus gentes que contrarresta las gélidas temperaturas; con sus amaneceres de ensueño y tardes y noches con brillo y embrujo, algo que por estos lados es natural.
El futbol y su turno con dosis masiva de optimismo.
Una pócima extraña “consumió” el público del Once, para el rápido perdón tras la campaña anterior, trivializada por los nuevos fichajes.
Quizás el efecto Dayro con su socio Sherman. O el equipo “geriátrico” pero competitivo que lo rodea, compuesto por futbolistas con oficio, liderazgo y calidad.
Dayro no es el Once, pero su entrega, sus goles y el sentido de pertenencia al club, lo hacen fundamental.
Confía él aficionado en el proyecto. Pero duda del entrenador. Hay máquina, pero no hay maquinista. A no ser que Corredor aprenda de sus errores, corrija sus posturas, se reconcilie con la afición y respete al periodismo.
Deje de lado sus delirios de persecución, sus discursos sin contenido y mejore el rendimiento del equipo, con respeto al buen juego, como respaldo a los resultados.
Algo que implica un cambio radical en su comportamiento, que tanta animadversión le ha granjeado.
¡Alla él! Al fin y al cabo, quien critica con respeto no es enemigo. En los cuestionamientos, nada personal.
Sabe que su margen de error es mínimo. Que los directivos, de viaje por Europa en firma de convenios con clubes reconocidos y auscultando tendencias juveniles para aplicarlas como reingeniería formativa en el club, le siguen la pista con detalle.
No están dispuestos a permitirle ni resbalones ni caprichos, ni sus tradicionales metidas de pata en el manejo del plantel.
Entonado el Once sigue su pretemporada, la que comenzó en las Villas del Café, alejado de las fiestas, con la mira puesta en un volante y un delantero.
(¿Qué tal Carmelo? ¿Qué tal Esparragoza de Junior o su compañero De Ossa?)
Quienes le han visto, afirman que el Once Caldas actual juega sabroso. Que tiene un equipo tipo, sujeto a retoques, con Chaux, Jiménez, Torijano y Artunduaga. Celis, Pico y Sherman. Lemus y Pajoy. Y Dayro como eje del ataque.
La fiesta aún no empieza. Cuando llegue, si el equipo funciona, se le reconocerá al entrenador su aporte. De lo contrario, será su caída con absoluta responsabilidad. Así de claro. Esteban J.