SARNARI
Esteban Jaramillo Osorio
“El nene” para las chicas de la época; artista, para los hinchas del balón, por su guante en el pie; amigo entrañable que no disfrazó su dignidad, la que reafirmó en su larga vida, consolidando amistades en las canchas, en sus ajetreos comerciales y en animadas tertulias con sus amigos de siempre, como Hernán Peláez periodista activo, reconocido, y Pacheco, famoso presentador, quien llevo a su tumba su pasión por Santa Fe.
Juan Carlos Sarnari deja rastros imborrables al morir en el ambiente futbolero cardenal.
Hay quienes afirman que fue el mejor. Especialmente los aficionados del ayer. Los jóvenes ungieron a otros ídolos, por sus títulos recientes o por la apoteosis que vivieron en el club. Son los obvios choques generacionales, con sus efectos, apasionados, en el colectivo popular.
Al lado de Sarnari, corrió el balón, con finas líneas, esquivando pataduras, que en aquellos años también había, marcando el ritmo de sus clubes, con habilidad, comprable a la de Sekularack, René Pontoni, El maestrico Alfonso Cañón y Omar Pérez, con selecto lugar, como tantos, en la memoria del histórico Santa Fe.
Dejó huella en su largo paso por Colombia, después de la selección argentina en el mundial, en Chile y en el Medellín, como técnico y jugador.
También pasó por Once Caldas y Quindío para alargar su vida en la “estancia chica” donde se comen las mejores carnes, con el sabor inconfundible de los asados argentinos, su tierra natal.
Miguel Escobar
Los años finales de Miguel Escobar, el libero, capitán y campeón de épocas gloriosas del Deportivo Cali fueron de padecimientos físicos, sufrimientos y melancolía.
También se marchó.
Estaba en proceso de retiro cuando llego Carlos Bilardo, entrenador argentino campeón mundial, quien reanimó su vida deportiva. Le dio categoría a su futbol, transformó su función de defensor, un defensa libre con intuición y posición. Le elevó hasta la idolatría, en medio del fervor popular, cuando el equipo verdiblanco era ejemplo y modelo de competencia y organización.
Parco en palabras, pero amigo de todos. Miguel también jugó en Santa Fe.