El medio ambiente en la política de paz colombiana
Juan Manuel Galán
El Gobierno y el ELN firmaron el Acuerdo de México el 10 de marzo de 2023, mediante el que fijaron la nueva agenda de los diálogos de paz. El texto prevé que el medio ambiente sea reconocido como víctima del conflicto, así como la necesidad de fijar políticas públicas para superar su degradación. Sin considerar esta promesa, las partes convinieron el procedimiento para el cese al fuego bilateral el 9 de junio de 2023, en el que la protección del medio ambiente no tiene protagonismo.
La contaminación y deforestación se deben a que el Estado colombiano aún no ha llegado a todo el territorio nacional. Los resultados en seguridad en los municipios y departamentos alejados del centro político fueron un paso necesario a principios del milenio para lograr ese cometido. Sin embargo, hicieron falta políticas de creación de oportunidades y el desarrollo económico de las regiones para que pudiera afirmarse que el Estado social y democrático de derecho había llegado.
No es posible el «retorno de la institucionalidad», porque nunca estuvo allí. Mientras que hace cien años los gitanos llevaron el hielo a Macondo, los partidos políticos centralistas siguen insistiendo en que las armas son el eje central de la actividad estatal en los territorios.
Es cierto que los grupos alzados en armas, en alianza con el narcotráfico, son los principales responsables de la afectación al medio ambiente en Colombia. No obstante, esta degradación solo puede detenerse a través de la implementación de políticas públicas orientadas al desarrollo. De lo contrario, nuevos actores suplirán las deficiencias de la economía territorial colombiana, incluyendo la parasitaria técnica de abusar de los recursos naturales.
Si se pretende lograr la paz en 2025 sin que el peso del reloj aplaste las intenciones, las partes deben superar los eternos debates sobre seguridad y dejar de pensar en el fortalecimiento de sus posiciones estratégicas. La creación de oportunidades y el fortalecimiento de la economía regional están directamente ligadas a la protección del medio ambiente y, por tanto, al futuro de la humanidad.