Soberbios, arrogantes, y culpables
Por: Ricardo Tribin Acosta
Con la soberbia afectamos a los demás, con la arrogancia a todos, y con la culpabilidad a nosotros mismos.
Estos defectos de carácter bien incluidos dentro de las faltas capitales de un ser humano, nos lleva a la conclusión que definitivamente en este mundo no somos nada y que por tanto muy poco ganamos con dárnosla de café con leche, lo cual nos trae al recuerdo la famosa frase que dice «pensemos que en el fondo de la fosa llevaremos la misma vestidura».
En un cementerio que conocí, había un letrero a la entrada que decía “Aquí se acaban las vanidades de este mundo”. Por ello el creernos la mama de Tarzán y con nuestros actos de soberbia y arrogancia pretender creer que somos los propietarios y los poseedores de la verdad, no es más que una falacia puesto que al final las cosas quedan y las gentes se van.
Humildad, como la del Santo de Asís, sería el mejor antídoto para frenar esos impulsos de grandeza, los cuales luego de ver y sentir las consecuencias de nuestros equívocos actos, lo que mas queda es la culpabilidad que tanta paz quita de nuestras vidas, la cual no es nada fácil de ser removida.