“Hay que bajar inflación para reducir intereses, aún a costa del crecimiento”
Bogotá, 21 noviembre, 2023_RAM_En un análisis pormenorizado sobre el manejo que el Banco de la República, basado en su independencia, sobre la política monetaria y la inflación, el gerente del Emisor, Leonardo Villar, expuso los alcances y perspectivas que hoy tienen los principales indicadores de la economía colombiana.
El primer mensaje que dejó el directivo fue directo y claro: “en las discusiones públicas sobre la política monetaria contractiva que ha adoptado el Banco de la República se plantea con frecuencia un dilema entre la búsqueda de una menor inflación y el costo que ello genera en términos de crecimiento económico. Creo sinceramente, como lo he dicho en muchas oportunidades y en diferentes contextos, que se trata de un falso dilema. La alternativa que tenemos no es entre bajar la inflación o crecer más. Por el contrario, bajar la inflación es indispensable para que tengamos nuevamente tasas de interés en niveles bajos, que estimulen la inversión, y para aumentar el crecimiento a mediano y largo plazo, aún si ello significa sacrificar algo de crecimiento en el corto plazo. Es decir, hay que bajar la inflación para así bajar los intereses aún a costa del crecimiento. Esa es la realidad”.
Aunque no se aventuró a decir si en la reunión de diciembre se van a bajar las tasas de interés, si dijo que se tomarán las medidas prudentes.
Precisamente, ayer se conoció la encuesta de opinión financiera de Fedesarrollo, en la que para los meses de diciembre y febrero los analistas esperan que la tasa de intervención se ubique en 13,00% y 12,50%, respectivamente. También anticipan que la tasa de intervención se ubique en 8,75% en noviembre de 2024.
Por otra parte, Villar en su disertación sostiene que “las tasas de interés de política que fija el Banco de la República son exclusivamente las correspondientes al mercado interbancario a un día de plazo. Las tasas de interés de más largo plazo, tanto las de los TES como las de los créditos que otorgan los bancos a los hogares y a las empresas, se definen libremente en los mercados y dependen de manera crítica de las expectativas que tienen los diferentes agentes sobre lo que creen que será la inflación y, por lo tanto, las tasas de interés de política en el futuro. Esto implica que un elemento fundamental para mantener bajos los costos de financiamiento del Gobierno, de las empresas y de los deudores hipotecarios, es la credibilidad en que el Banco de la República llevará la inflación a la meta en un plazo razonablemente corto”.
Respecto a esa situación en el costo del dinero, el gerente sostuvo que “me atrevo a decir que en la Junta Directiva del Banco de la República hay plena conciencia sobre los beneficios que tendría contar con unas tasas de interés más bajas en la economía colombiana VIS a VIS las que hoy estamos observando. El debate no es ese. Lo que ha hecho diferir una reducción de la tasa de interés de política es el riesgo de que una reducción prematura en las tasas de interés nominales pueda frenar la senda de caída en la inflación y en las posibilidades de tener tasas de interés bajas de manera sostenible. Los dilemas que esto genera, con sus costos, beneficios y riesgos, son analizados de manera muy cuidadosa en cada una de las ocho sesiones de decisión de política monetaria que tenemos anualmente. Obviamente, eso haremos nuevamente en la próxima discusión sobre este tema, en el próximo mes de diciembre”.
La inflación
Al revisar las últimas cifras de inflación, Villar señala que “ratificaron la tendencia descendente que afortunadamente vemos desde el mes de abril. La inflación total se ubica ahora en 10,5%, bajando casi tres puntos porcentuales frente al 13,3% que teníamos en marzo. Por su parte, la inflación básica ha mostrado una reducción a partir de julio que la llevó a 9,2% en octubre, tras alcanzar un máximo de 10,5% en el segundo trimestre del año”.
Considera que “la persistencia de la inflación colombiana en niveles tan altos a pesar de que la demanda ya se está ajustando a la baja puede explicarse fundamentalmente por cuatro factores que han hecho particularmente difícil la tarea del Banco de la República: uno es el aumento en los precios de los alimentos. Sus precios relativos se encuentran todavía en niveles extraordinariamente altos y que las presiones inflacionarias sobre la canasta familiar que se acumularon en este frente fueron muy fuertes, afectando de manera especialmente crítica a los sectores sociales más vulnerables”.
El segundo factor es que “los rubros de la canasta familiar correspondiente a lo que llamamos “precios regulados” han aumentado de manera particularmente fuerte en el período más reciente pasando de crecer 11,8% anual en diciembre de 2022 a más de 15% en todos los meses comprendidos entre abril y octubre de 2023. Estos aumentos se explican en parte por los ajustes en la gasolina, y algo similar se ha visto en el caso de las tarifas de energía eléctrica, particularmente en la costa atlántica, cuyos ajustes fueron diferidos en el pasado y hoy tienen que ser más fuertes de lo que hubieran sido en ausencia de esos diferimientos”.
El tercer factor, según Villar, es que “las altas tasas de inflación observadas en 2021 y 2022 desencadenaron mecanismos de indexación que hacen la inflación más persistente. Esos mecanismos de indexación son considerablemente más fuertes en Colombia que en otros países, posiblemente por la herencia perversa de haber tenido en nuestro país niveles de inflación de dos dígitos durante cerca de tres décadas a finales del siglo pasado. Entre esos mecanismos se incluye el ajuste anual en el salario mínimo, que en los dos últimos años ha sido considerablemente más alto que la inflación observada”.
Asimismo, el cuarto factor que ayuda a explicar la mayor persistencia que ha tenido la inflación en el caso colombiano en comparación con otros países es la depreciación del peso. Ciertamente, la tasa de cambio ha tenido un fuerte ajuste a la baja a lo largo del último año, cercano al 20%, que seguramente contribuirá a hacer más fluido el proceso de reducción de la inflación. Sin embargo, la comparación con otros países de la región deja al peso colombiano como una de las monedas que más se depreciaron en 2021 y 2022.
Por otro lado, las expectativas de los analistas encuestados en la última encuesta que hizo el Banco de la República, tras conocerse los resultados de la inflación de octubre, muestran la inflación cayendo a 9,5% en diciembre de 2023 y a 5,3 % en diciembre de 2024 y a algo menos de 4% a dos años vista. Esa sería la reducción más fuerte de la inflación en los cien años de historia del Emisor.
En su análisis, el gerente del Emisor sostuvo que “pese a las tendencias favorables que muestran en los meses recientes tanto la inflación total como la inflación básica, resulta claro que Colombia se encuentra rezagada frente a otros países de la región como Brasil, México, Perú o Chile, en el proceso de convergencia de la inflación total hacia la meta de largo plazo. En esos países la inflación se encuentra ya alrededor de 5% o por debajo tras haber estado en niveles muy superiores, que en los casos de Brasil y Chile alcanzaron a superar incluso los máximos a los que llegó Colombia”.
Indica que “la fuerte reducción que han observado en la inflación les ha permitido avanzar en un proceso de ajuste a la baja en sus tasas de interés nominales. Debo mencionar, sin embargo, que cuando se calculan las tasas de interés de política reales, calculadas por la diferencia entre la tasa nominal y la inflación observada, estas se mantienen considerablemente más altas en varios de los países mencionados de lo que están actualmente en Colombia. Esto ilustra nuevamente que el problema que tenemos en Colombia en la actualidad con las tasas de interés nominales tan altas no se explica por tasas reales excesivas, sino por los niveles de inflación tan elevados. Razón de más para perseverar en la lucha antiinflacionaria”.