Las dos caras del liberalismo
Octavio Quintero
Una es en sentido económico, la más global, que propende por el libre mercado: neoliberalismo; la otra, sobre todo en Colombia, es en sentido político, que propende por la justicia social.
Cuando el expresidente César Gaviria, dice que el liberalismo choca con la visión del actual Gobierno, lo dice en sentido económico, porque Gaviria no es liberal, políticamente hablando, sino neoliberal.
Lo mismo ocurre con el Nuevo Liberalismo, que surgió de la mano de Luis Carlos Galán en los albores del Consenso de Washington, que globalizó el libre mercado, impulsado por Reagan-Thatcher, pasando a llamarse neoliberalismo, en el sentido de revivir la mano invisible para cortar el avance de la socialdemocracia.
En este país, todavía hay gente, y mucha, que no tiene clara esta distinción, y vota a neoliberales, como Gaviria y Galán (alcalde de Bogotá), creyendo que son liberales, en sentido político, es decir, propulsores de la justicia social.
Una carta de este expresidente, enviada en las últimas horas al Presidente Petro, le anuncia que pedirá al Partido Liberal que salga de la coalición de Gobierno… Es pertinente recordar que Gaviria lleva dos años atornillado a la dirección del PL, violando los estatutos que disponen realizar una convención nacional cada dos años. El propio Consejo Electoral le amonestó y amenazó con quitarle la personería; aun así, no anuncia la fecha de la convención estatutaria.
La respuesta del Presidente es ideológica, que puede no ser entendida por la gran masa que aún considera que el término liberal siempre se expresa en sentido político… Y dice:
“La convención liberal debe decidir democráticamente si el partido se mantiene en la corriente neoliberal, a lo Milei, lo cual en mi opinión personal sería un anacronismo, o pasa a ayudar a construir una corriente progresista en Colombia, que saque a nuestro país de la violencia y la desigualdad”.
Interpretándole popularmente: la convención del PL debe decidir si asume una posición política o económica: si lo primero, acompañará a su Gobierno; si lo segundo, se quedará en la corriente del neoliberalismo, que se considera hoy, como dice Petro, anacrónica, por los evidentes resultados de mayor desigualdad, concentración de riqueza y poder económico, este último, que ha cooptado la democracia en todo el mundo, como excusa para disfrazar de democrático, lo que abiertamente es una dictadura, pura y dura.
No es legaña de mico lo que tiene a la mano el Partido Liberal: 1. Es conectar al país en la corriente progresista, superando la desigualdad y violencia; o, 2. Sumirlo en lo contrario: la desigualdad, cada vez más progresiva, y la violencia, también cada vez más azarosa.
Hagan sus apuestas, me refiero sobre todo a los convencionistas del Partido Liberal.