domingo noviembre 17 de 2024

Educación para la empatía: un camino hacia la inclusión en la sociedad actual

Eduardo Frontado Sánchez

En la vertiginosa realidad que vivimos, donde la inmediatez y los recursos tecnológicos dominan nuestra rutina, es fundamental detenernos a reflexionar sobre la importancia del proceso educativo. En medio de esta vorágine, ¿estamos realmente preparados para ser seres humanos íntegros capaces de enfrentar cualquier situación?

La tendencia actual a hablar de empatía y encuentro con el otro se ha vuelto omnipresente, pero ¿entendemos verdaderamente su significado y lo internalizamos como parte esencial de nuestra existencia? En este contexto, la educación emerge como un factor preponderante en nuestras vidas, una necesidad imperante que a menudo pasamos por alto.

En la sociedad contemporánea, marcada por alergias alimentarias y diversas restricciones, los restaurantes y lugares de comida deben estar preparados para enfrentar estas realidades. Sin embargo, resulta preocupante observar que, a pesar de preguntar sobre posibles intolerancias, muchos establecimientos no están debidamente equipados para atender estas necesidades, poniendo en riesgo la salud de los comensales.

La diversidad y la inclusión son temas candentes, pero ¿cómo las entendemos? ¿Son una cuestión de educación o simplemente una moda pasajera? La cocina, por ejemplo, es un espacio donde se prepara para diversos gustos, pero es igualmente esencial adaptarse a las necesidades y requerimientos de aquellos que llegan con la esperanza de disfrutar de una comida sin preocupaciones.

Este planteamiento no busca exaltar las diferencias, sino fomentar una mentalidad abierta, inclusiva y empática. La empatía, entendida como la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, se convierte en un pilar esencial para la construcción de una sociedad más comprensiva.

Personalmente, aprecio el acto de comer como uno de los grandes placeres humanos, pero entiendo que para quienes padecen intolerancias o alergias, esta experiencia puede convertirse en una verdadera tortura al elegir dónde y qué comer. Recordemos siempre que lo humano nos identifica y que la diversidad, lejos de separarnos, nos une. Trabajamos en colectivo por una sociedad cada vez más inclusiva, menos limitada y más abierta a abrazar lo diferente.

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