¿Seguirá libre María Corina?
Andrés Hoyos
Venezuela es otra vez sede de un inmenso conflicto. De un lado está el TSJ [Tribunal Supremo de Justicia], nombre falso porque no es nada de que dice la sigla –ni un tribunal imparcial, ni uno que falla en derecho y lo único “supremo” que tiene es su ridiculez– el cual ratificó el viernes 26 la “inhabilidad” de María Corina Machado. Como cabía esperarlo, el sábado 27, o sea al día siguiente de semejante asnada, Gerardo Blyde, el jefe de la delegación de negociación de la Plataforma Unitaria, ratificó la candidatura de María Corina, quien no se va a plegar a los dictámenes arbitrarios del chavismo. Esto significa que, fijada la línea de batalla – de un lado la tal “Furia bolivariana”, que no es más que “Paranoia bolivariana” y ya no asusta a nadie, y del otro la oposición por fin sólidamente unida–, las apuestas van a subir y subir, hasta que a Maduro a su entorno criminal no les quede de otra que impedirle a la candidata ir por la calle, es decir, que le inventen algún “delito” y la echen a la cárcel. Esto si se celebran las elecciones este año, algo que dista mucho de ser seguro. Ok, pero si a todo lo largo la idea era echar a María Corina Machado a la cárcel, vaya que se han venido demorado.
A diferencia del pasado, cuando la oposición sí necesitaba de espacio en los medios y en las calles para adelantar sus campañas, ahora la campaña está hecha, o sea que no es posible descarrilarla a punta de represión. Si por el camino permiten alguna forma de elecciones libres, la oposición gana, sobre todo María Corina, y pierde Maduro, así mantenga el monopolio de los medios. El retraso o la cancelación tampoco sirve al régimen, pues equivale a una declaración del abandono total de la democracia.
Lo anterior explica por qué hay tantos chavistas externos revolando en cuadro y ofreciendo sus oficios. En esas están José Luis Rodríguez Zapatero y Ernesto Samper, hasta ayer pilares del régimen. ¿Y qué van a hacer Lula o AMLO, para no hablar de personas más confiables por el estilo de María Ángela Holguín o Celso Amorim? Por ahora la línea la tira un fantasioso cripto chavista, el vicepresidente de Acción Democrática, Antonio Ecarri Bolívar, quien ve la posibilidad de un triunfo de la oposición para que después este sea traicionado por los poderes del Estado bajo el control del chavismo. Pues ojalá lo intenten, como en su momento lo hizo Ortega en Nicaragua. Es sumamente dudoso que una trampa semejante funcione en Venezuela. O sea, si Maduro sale de Miraflores de un modo u otro, las probabilidades de que un día regrese allí son en extremo remotas.
En fin, se le ocurren a uno muchos desenlaces que no implican que María Corina esté en el tarjetón electoral. Por ejemplo, que su campaña induzca a los electores a marcarlo de una determinada manera que anule los votos. El efecto sería notorio. Si los votos nulos ganan, cualquier rastro de legitimidad del régimen se derrumba.
Por todo lo que se oye en los medios chavistas, la víctima es Maduro. Cualquiera diría que él no es el presidente con todas las palancas de mando en la mano. En ese tono de indignación de opereta, falsificaron varios actos administrativos contra María Corina. Además, Maduro está botando generales y exgenerales chavistas a la basura como si fueran cáscaras de banano. En fin, los acuerdos de Barbados están enterrados. Pase lo que pase, viene un año crucial para el país vecino.