El Ojo del Halkón Desarmar los corazones
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
No quiero pasar como muy religioso al escribir esta columna, simplemente quiero decir o dar a conocer algunos de mis puntos de vista de lo que está sucediendo no solo en Colombia sino en el mundo y es la forma tan agresiva como nos estamos tratando los unos a los otros y eso nunca nos va a llevar a ninguna parte y la paz que tanto deseamos nunca va a llegar.
Comenzando por Colombia quisiera decir que la manera de hacer política está más equivocada ahora que nunca; sabemos que venimos de años y años y años, más de 50 en medio de la degradación y del odio, cuando antes nos matábamos por un color rojo o azul, cuando lo hacíamos porque éramos de una región o de otra, o simplemente porque hemos sido amigos de la muerte y porque para muchos la guerra es un verdadero negocio.
Hay dirigentes políticos que creen que si no es por medio de la violencia no se puede lograr nada y por eso son las agresiones de mañana a tarde, de tarde a noche y de noche a mañana haciendo que el caos sea el que reine cada día más.
Si no es con insultos, si no es con degradación del ser humano no podemos hacer bien las cosas y lo peor es que no solo lo estamos viendo en las castas mayores sino con quienes están creciendo en la política que creen que con acabar con la honra y bienes de los demás se puede salir adelante. Alguien dijo en una oportunidad y muy sabiamente, divide y reinarás y eso es lo que tratamos de hacer en Colombia dividir para ganar más adelante.
Los odios nos carcomen, la gana de conseguir las cosas a la fuerza son nuestro pan de cada día, la falta de respeto a la vida llegó y se quedó y lo que le estamos enseñando a nuestros jóvenes y niños no es lo mejor, porque aprenden a odiar desde las casas, para luego poner en práctica en los colegios y hacerlo más claro en los puestos de trabajo, principalmente cuando se habla de los puestos públicos donde se cree que deshonrando a los demás es que se consiguen las cosas.
Qué pena que de la fama de Colombia de ser uno de los países productores de la esmeralda más linda del mundo, de tener los más bellos paisajes, la diversidad en la naturaleza, la buena música y la bella gente se nos haya cambiado por un país de narcotraficantes, por un país de violentos y por un país donde se recoge como bandera el odio como el pan de cada día. Así como vamos no vamos a ninguna parte. El Gobierno debe de cambiar la actitud en su manera de ser y gobernar, los que administran la justicia deben de hacerlo con honestidad y responsabilidad, y los que están al frente de los medios de comunicación deben de ser responsables por la manera como comunican e informan lo que sucede día a día.
No olvidemos que la labor del periodismo tiene mucha fuerza y por algo es el cuarto poder, aunque por errores de algunos nos estemos perdiendo que se nos respete, no solo en los comentarios políticos, sino en los deportivos.
No entiendo para qué hacen las ruedas de prensa después de finalizado cada partido de fútbol, si es para que los pseudo periodistas tengan la oportunidad de agredir a los personajes de turno y lo peor del caso fue que al momento de acreditar los periodistas a los verdaderos periodistas se les dejó por fuera y se acreditó a quienes no son responsables de ejercer esta bella profesión, olvidándonos que debemos hacer que la violencia que se vive en las casas, en el Gobierno, en el Estado y en la política esté muy lejos de los escenarios deportivos.
Daba tristeza al escuchar el mensaje del domingo de ramos por parte del Papa Francisco, cuando al comenzar a hablar de hacer una oración por la paz en el mundo el primer nombre que salió a figurar fue el de una región colombiana, luego lo que está sucediendo en Ucrania y luego los asesinatos en la ciudad de Moscú, donde nos damos cuenta que no vamos a llegar a ninguna parte porque nos estamos odiando de manera tal que lo que se habla de un sacrificio que se hizo por la humanidad esté menos valorado que nunca.
Lo que está sucediendo en Israel y Palestina no tiene nombre, qué bueno sería que en este alto en el camino de quienes profesan una de las religiones como el catolicismo, el cristianismo y el islamismo piensen y hagan un alto en el camino para conseguir la paz que no solo necesita esa región sino el resto del mundo
Un momento de reflexión no le cae mal a nadie sea de la religión que sea y lo que piense de la presencia de Dios o de un Creador para que oriente cada una de sus vidas.