miércoles diciembre 18 de 2024

Desde el amor hasta la Guerra Libro del periodista Gustavo Castro Caycedo

Desde el Amor hasta la Guerra

Gustavo Castro Caycedo

Sinopsis

¿Y qué trata en este libro? ¡De todo!… Es periodismo sin límites

¿Y qué trata en este nuevo libro?, me han preguntado; y para explicar respondo: ¡De todo! Porque es periodismo sin límites que pretende satisfacer todos los gustos con temas de interés general. Calculo que, en 62 años como periodista, (desde el 11 de septiembre de 1961 que publiqué mi primera nota, hasta hoy), he escrito más de 2.000 crónicas, entrevistas, relatos, columnas, artículos, reportajes, investigaciones y notas impregnadas de los riesgos del periodismo; y con este, 40 libros.

Los textos que seleccioné para este libro no son necesariamente “los mejores” que pude haber escrito, sino más bien los que me generaron un interés periodístico especial por su tema, sus características, su contenido humano, que guardo en mi memoria con un recuerdo muy especial. La guerra de Nicaragua, vista desde distintos ángulos es el más importante para mí, porque ser el hecho histórico que más intensamente he vivido durante mi vida periodística; al igual que entrevistas importantes en su momento, a líderes colombianos y latinoamericanos.

Un periodismo sin límites, pero responsable y comprometido con la verdad me ha permitido escribir durante tantos años,  “Desde el amor, hasta la guerra”, pasando por magníficas historias de vida, aventuras; actos heroicos; de superación personal y de milagrosa supervivencia apoyada en la autoestima. También he abocado dramas, retazos de la historia, triunfos de ídolos deportivos; actos de heroísmo, de solidaridad “contagiosa”, casos únicos, temas de vidas ejemplares; sobre sueños y esperanzas de la gente, y de amor a Colombia.

Como periodista he tenido el privilegio de conocer y poder contar todo tipo de historias que reflejan vivencias humanas únicas, dignas de ser divulgadas y leídas. La mayoría con final feliz, y algunas tristes, reflejo de los extremos de la realidad.

Cuando uno como periodista transita un mundo informativo tan amplio como la vida misma y  tiene la suerte de acceder a historias inagotables, desde el amor que todo lo puede, hasta las tragedias humanas y las víctimas indefensas; las amables y apasionantes historias con final feliz; aventuras con sello de increíbles o fantásticas; conquistas deportivas inéditas; entrevista a mujeres y hombres de señalada inteligencia, conocimientos y talento; testimonios de actos de fe de mujeres maravillosas que salvan a Colombia; apasionantes hechos históricos poco conocidos, y hasta temas donde priva el buen humor; y otras protagonizadas por animales magníficos. En fin, lo dicho ya: ¡De todo!

Pero ese ¡De todo!, implica consciencia periodística, independencia, respeto por las personas, y por la democracia. Lo verdaderamente importante de mi profesión es practicar el principio inalterable de ejercer un periodismo ético, útil a la sociedad, que sea independiente y fiscalizador de los abusos de todo tipo de poderes; investigador y denunciante de lo que afecta a los ciudadanos. Con respeto por el derecho al dolor en la intimidad y la dignidad de las personas, en sus trances de luto o de tragedia, contando las historias sin sensacionalismo; resaltando los valores humanos ejemplares y multiplicadores, y estando siempre del lado de las víctimas.

Eso representa no practicar un periodismo que destaque lo malo o minimice lo positivo que desbalancea el ejercicio de la profesión con una visión negativa que hace daño, que contagia, y que genera pesimismo y contagia.

Disfruto de la satisfacción de haber sido un periodista consecuente con el reclamo de los colombianos a los medios, de que exalten lo positivo y destacable del país, para que traten de contrarrestar el lastre que generan sus peores hijos.

El periodista Gustavo Castro Caycedo en la presentación de su libro Desde el amor hasta la Guerra

A mi si no me da vergüenza ser colombiano… ¡Ni más faltaba! Por el contrario, durante décadas como periodista he resaltado las grandes fortalezas y las riquezas de nuestro país, en especial la humana. Pero algunos colombianos le endilgan todo lo peor y se confiesan “avergonzados” de Colombia, sin reflexionar en que su motivo real de pena no es el país, que es maravilloso, sino los actos indignos de “malos hijos” de la patria, una minoría de colombianos corruptos, violentos, criminales, y hasta de mercenarios internacionales, de quienes sí debemos avergonzarnos porque deshonran al país y lesionan su imagen.

Durante mi vida periodística he sido estricto en dar a conocer a los lectores solo verdades; a tener respeto por los derechos de los protagonistas en sus alegrías o en su dolor. He sido independiente sin temores; pero, sobre todo, persistente en resaltar la inmensa riqueza humana de nuestro país

He sido persistente en descubrir, investigar y exaltar historias de colombianos talentosos con proyección internacional, pero poco o nada conocidos en Colombia; en estas páginas incluyo capítulos de vida de los dos grandes Fernando Botero y Gabriel García Márquez, pero también de muchos otros valiosos científicos, ingenieros, artistas, deportistas, selectos de la música y el canto, y de otras figuras que han sido ejemplo de vida para los colombiano  y cuyas ejecutorias han mitigado un poco las desdichas de la nación causadas por apátridas.

Algunos ejemplos, son: “Martha Gómez, líder mundial en clonación felina” “La ‘paisa’ Margarita Correa, quien salva vidas, ríos y plantas en la India… y más allá”; “Tatiana Calderón, la mujer más veloz del mundo”; “María Isabel Trujillo, heroína colombiana en el desierto del Sahara”; “La Barranquillera Adriana Ocampo Uría, con sitio en lo alto de la historia de la conquista del espacio”. “Carlos Hoyos, pionero mundial de los drones en 1998”; y “Paolo Lugari, ’el inventor del mundo’, según Gabo”.

Gustavo Castro Caycedo autor del Libro Desde el Amor hasta la Guerra

He tenido la fortuna de realizar entrevistas internacionales exclusivas, cargadas de historia: al expresidente Rodrigo Carazo: “Me presionaron para que interviniera en Nicaragua”. “Disgusto en Venezuela por declaraciones que me dio Carlos Andrés Pérez”. El médico Pedro Ramos, me dijo: “Yo No mandé matar a Pedro Joaquín Chamorro, en Costa Rica planearon su muerte”. Y otras, descarnadas, con líderes colombianos, como: Alvaro Gómez, Belisario Betancur, Luis Carlos Galán, o Antonio Navarro, que dijo: “Quien se dedica a la venganza, nunca logra cerrar sus heridas”.

Historias dramáticas, como: “Al Culebrerito de Armero, lo arrastró la avalancha por ayudarle a la Cruz Roja”; “En Armero: “La mayor operación de rescate con helicópteros en el mundo”; “El avión cayó en alta mar y Ricardo invocó a Dios y a su madre”. “Colombia 5, Argentina 0, cada gol nos ‘costó’ 17 muertos y 140 heridos”; o, “Cuando el Invima se convirtió el ‘aliado del demonio diminuto”

Algunas de las historias intermedias entre el amor y la guerra, han sido “Dos colombianas y un colombiano jueces de Donald Trump”.”La fama le causó a J. Mario Valencia, el exilio en Estados Unidos, y la ruina”. “Los milagros inéditos del Papa Francisco en Colombia”; “Pacho Ache, el papá del famoso  ‘Tal cual’ de la TV”;  “La entrega del Nobel a García Márquez que frustró a Colombia”;  “Dos colombianos, un niño de nueve años y un policía, conmovieron a Miami en 1977 y en 1989.

No me he caracterizo por ser un periodista valiente; en varias ocasiones el miedo paralizante, (por no decir terror), ha aparecido súbitamente cuando por informar surgieron riesgos que amenazaron mi integridad como “compañeros casuales”, propios de la profesión. Sí, he sentido miedo de perder la vida cubriendo noticias en Nicaragua, Costa Rica,  Colombia, y en Ecuador, pero por fortuna he podido superarlo. Dios me ha dado varias segundas oportunidades que me enseñaron a comprender el verdadero valor de la vida y esos hechos que me templaron el espíritu, y que en su momento me angustiaron, hoy son apenas anécdotas

En Nicaragua viví mis experiencias periodísticas más dramáticas, una en el terrible terremoto que asoló a Managua en la Navidad de 1973; y otras que titulé: “En la guerra, bajo las balas y las bombas, no dan recibos”; “Terror por bombardeo somocista que frustró rueda de prensa”; Y otras, como: “El día cuando nos llevó el M-19, yo era el periodista más asustado”. Algunos medios registraron algunos de mis “sustos”, así:

El Tiempo, del 15 de Julio de 1979, (cuatro días antes de que el Dictador Anastasio Somoza fuera derrocado, informó: “Esta crónica (‘De este avión nos bajan… ¡Pero muertos!)’, exclusiva para El Tiempo, es la primera conseguida por un periodista colombiano en el centro de Managua, Gustavo Castro Caycedo, quien viajó indocumentado a esa ciudad para realizar un especial de televisión sobre la guerra”.

El Espectador del 16 de febrero de 1981, contó: “Un comando de Movimiento 19 de abril (M-19), secuestró ayer a los periodistas Gustavo Castro Caycedo, de “El Tiempo” y José María Romero, director de la agencia Colombia Press”.

El 5 de agosto de 1994, El Tiempo, contó: “El periodista Gustavo Castro Caycedo, sufrió ayer un accidente durante la inauguración de las obras de la zona franca de Bogotá, cuando se encontraba con el alcalde Jaime Castro, los periodistas Germán Santamaría y Marcia Martínez Guerra, y otras personas. El techo se desplomó y uno de los rieles le cayó en la cabeza. Los médicos dictaminaron que sufrió tres fracturas en el cráneo, y una lesión en la base cervical”.

He tenido el gusto de relatar hechos deportivos apasionantes, como: “Historia de una locura: traer a Muhammad Ali, ’El más Grande’, de puños demoledores, a boxear en Bogotá, en 1977. Colombia con más de 400 títulos mundiales de patinaje y 843 medallas de oro, plata y bronce, en campeonatos mundiales, representa una las cinco grandes proezas en la historia del deporte universal.

También incluí en el libro: “Si existiera ese premio, Fernando Botero hubiera sido Nobel en Bellas Artes”. “Fernando Gaitán, con ‘Betty la fea’, conquistó más de 100 países”. “Identificado ‘el hombre de la zorra’ y fue declarado ciudadano del año”. “En 1944. El barítono Carlos Julio Ramírez, abrió el camino a los colombianos en Hollywood”. “Jorge Barón, Récord Güines, fenómeno de masas y apóstol de la paz”. “El olímpico Jorge Perry Villate, profesor ‘alcahuete’ de Gabriel García Márquez” y, “La resurrección de Pedro Gómez Barrero”.

Me han apasionado muchos capítulos importantes de la historia y registro estos en el libro: “Por la sal de Zipaquirá, Gonzalo Jiménez de Quesada fundó a Bogotá”; “El corsario Luis de Aury, libertador de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”; “La paz del general Gustavo Rojas Pinilla y Guadalupe Salcedo”. “Por la muerte de sanandresanos Colombia le declaró la guerra a Alemania, en 1943”.

Tras 62 años de periodismo sigo siendo joven por dentro, con el deseo intacto de seguir escribiendo y contando historias sobre colombianos con valores; de denunciar lo que otros callan; de resaltar a las víctimas y no a los victimarios; de exaltar a quienes lo merecen; y para eso, gozo el privilegio de ser un periodista con las ilusiones y los sueños intactos.

Gustavo Castro Caycedo

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