El Exparamilitar Salvatore Mancuso reafirmó complot con Ejército para cometer asesinatos
Bogotá, 12 jun (Prensa Latina) El exjefe paramilitar devenido en gestor de paz de Colombia Salvatore Mancuso reafirmó hoy su confabulación con el Ejército de Colombia para cometer asesinatos en la década de 1990 del pasado siglo.
En declaraciones a W Radio, Mancuso defendió sus afirmaciones previas de que el expresidente Álvaro Uribe, cuando era gobernador de Antioquia (noroeste), estuvo al tanto de la masacre de El Aro, cometida el 22 de octubre de 1997 por paramilitares del Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y en la cual perdieron la vida más de 17 campesinos.
Explicó que en un momento en el que tenían lugar secuestros masivos en las carreteras del país, en este caso entre Montería y Medellín, Pedro Juan Moreno, quien era secretario de Gobierno de la Gobernación de Antioquia en aquel entonces, se reunió con Carlos Castaño, líder de las AUC, y con él.
Según relató, en esa reunión, el funcionario pidió que apoyaran a las fuerzas militares en una operación para rescatar a los secuestrados y expulsar a la guerrilla de la zona, empujándola hacia la alta montaña y las zonas de retaguardia donde no hubiera población.
“La operación se dio un tiempo después y, efectivamente, fue una barbaridad (…) realmente se configura en esa acción un crimen de Estado: fuimos con una lista que nos entregó el Ejército Nacional en la que se señalaban supuestos guerrilleros, milicianos, colaboradores y financieros de la guerrilla. Con esa lista en mano, asesinamos a esas personas en esa región”, rememoró.
En sus declaraciones, Mancuso asegura asimismo haber tenido varios encuentros con el exmandatario Álvaro Uribe (2002-2010).
“Uribe fue nuestro socio en la guerra, pero lo invito a que sea socio en la paz”, manifestó durante su entrevista.
El exparamilitar comentó además el fallo de una corte de Estados Unidos que declaró culpable a la multinacional bananera Chiquita Brands de financiar a grupos paramilitares en Colombia.
Calificó la decisión como es un éxito rotundo para las víctimas y para el país, “en la medida en que se reconoce que los dineros que entraron al conflicto armado, independientemente del actor al que lo hubiesen entregado, produjeron una tragedia humanitaria al ser utilizados por los actores para hacer la guerra”.