domingo noviembre 17 de 2024

En este momento no quisiera ser…

07 julio, 2024 Opinión Andrés Hoyos

Andrés Hoyos

…ucraniano, por ejemplo. ¿Por qué, no se están defendiendo ferozmente? Sí, pero Estados Unidos, como aliado, puede más o menos desaparecer o por lo menos debilitarse muchísimo después de enero de 2025 en caso de que Trump sea elegido presidente de Estados Unidos. Eso no significa que en adelante Putin la tendría fácil ya que para los ucranianos y para los europeos no hay alternativa a la resistencia, si bien los rusos ahora deben tener una sonrisa temporal en los labios. Tampoco quisiera ser un liberal americano. Vienen meses cruciales para USA y para el mundo.

–Amigos, a lo mejor no camino tan fácil como antes y tal vez no debata tan bien como solía. Pero sé lo que significa decir la verdad –dijo Joe Biden después del debate del jueves.

A ver, ¿y por eso cree que merece ganar? Las encuestas fueron muy claras: Trump ganó el primer debate de televisión contra Biden a razón de 67/33%. Según eso, casi todos los antes indecisos se inclinaron por el señor del peluquín.

Desde 2022 Biden y su entorno íntimo habían decidido que buscaría la reelección este año. Por lo visto no previeron una debacle por el estilo de la del pasado jueves. Él es el primer octogenario en ser presidente de la mayor potencia del mundo, toda una novedad. La edad a veces tiene efectos súbitos, incluso fulminantes, y una persona se deteriora en poco tiempo. Algo así le ha estado pasando de manera evidente a Biden. Uno de los efectos típicos del debilitamiento mental causado por el envejecimiento es que la gente se vuelve testaruda como, por ejemplo, se ha vuelto Biden.

Renunciar sería un verdadero acto de grandeza, pero para eso paradójicamente necesita lo dicho, grandeza y lucidez. El título del editorial del New York Times del 28 de junio es muy claro: “Para servir a su país, el presidente Biden debe abandonar la carrera electoral”. En ese mismo periódico, Thomas Friedman escribió en su columna del 28 de junio que “Joe Biden es un buen hombre y un buen presidente, que debe dejar de ser candidato presidencial”.

Biden no tuvo oponentes en las primarias. En realidad, el Partido Demócrata ha estado dormido, casi groggy, en tiempos recientes. Sin embargo, las encuestas recientes no ofrecen ninguna duda: los votantes tradicionales del Partido Demócrata quieren a alguien distinto de candidato. ¿Por qué no complacerlos? Por terquedad. Igual, los alfiles del presidente parecen estar cerrando filas a su alrededor, bajo el lema de Jill Biden: “El único apto para esa candidatura eres tú”. ¿De veras? Claro que no. Ante todo serviría Michelle Obama, aunque también están Gavin Newsom, Kamala Harris y hasta Gretchen Whitmer, la gobernadora de Michigan. No obstante, la relación de Biden con los Obama es fría desde por lo menos 2016, cuando prefirieron a Hillary Clinton de candidata, de suerte que el terco presidente no querrá dar su brazo a torcer.

Habrá por supuesto más debates. Uno está programado para septiembre, con las elecciones ya mucho más cerca. Malo sería si entonces otra vez le va mal a Biden o, casi peor, si huye de los debates. Ambas opciones lucen catastróficas.

Muchos nos alegraríamos si fuera posible que el presidente recuperara su brío y su cabeza, pero el riesgo de que no lo logre es muy alto. En caso de que pierda, las relaciones de Estados Unidos con sus aliados de siempre entrarían en crisis.

En fin, yo también estoy lejos de saber cómo se va a resolver este lío mayúsculo. Ojalá prevalezcan las voces más lúcidas y sensatas. Claro, eso dista mucho de ser seguro.

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