El pecado de llegar a los 40
Washington, septiembre (Prensa Latina) Uno de los temas más denunciados en los últimos tiempos en la industria cinematográfica de Hollywood es el edadismo, discriminación manifestada en la disminución o ausencia de roles sobre todo para las actrices que rondan o rebasan los 40 años.
Azotadas por los estereotipos, las féminas sufren mucho más que los actores esta segregación injusta, basada en una ley no escrita que presume que las mujeres de más edad ya no son atractivas en pantalla.
Al respecto, la estelar actriz Sigourney Weaver (Manhattan, 1949) opinó en el portal Mujer Hoy: “Cuando una regla es estúpida, tenemos la obligación de romperla”.
Igual de contundente fueron las palabras de su famosa colega estadounidense Frances McDormand (67 años) al ser entrevistada por la publicación NPR: “Creo que el edadismo es una enfermedad cultural, no personal”.
Diane Keaton, al borde de los 80 años, ha podido sortear con mayor suerte esta especie de condena “cero pantalla” con el paso de la edad; y parecido sucede con Meryl Streep. Sin embargo, no han sido inmunes y levantan frecuentemente sus voces contra este fenómeno.
La propia Streep cuando asumió el papel de bruja en Into The Woods expresó: “Me ofrecieron tres papeles de bruja en un año cuando cumplí 40 y pensé: ¿así es como va a ser? ¿Mi carrera se limita a esto a partir de ahora?”.
De tal forma van notando el descarte de la industria: “Empieza a los 40 y (tú) simplemente no te das cuenta de lo que está sucediendo”, contó la icónica modelo y actriz Brooke Shields en el foro PHM Health Front en la ciudad de Nueva York.
A los 38 años, Liv Tyler describió la vida de una mujer en Hollywood como una “ciudadana de segunda clase”.
Este año, la aclamada intérprete Isabella Rossellini (72) muestra su reinvención y brilla en la película Cónclavey en otras donde ostenta roles importantes. Pero los tentáculos del edadismo llegaron también a ella tanto en el cine como en la industria cosmética y el modelaje, que la hicieron a un lado sin miramientos al cumplir cuatro décadas.
Otro ejemplo es la estrella Sharon Stone, quien no para de denunciarlo y se queja por los papeles secundarios estereotipados que le han ofrecido a medida que envejece. “En Hollywood no saben qué hacer con alguien como yo”, sentenció.
Hace algunos años, una de las grandes leyendas de Hollywood, Faye Dunaway, protestó ante un rol asignado: “¿Por qué tengo que interpretar a hermanas y madres mientras ellos, que son más mayores que yo, tienen amantes en pantalla a las que doblan la edad?”
Nicole Kidman, Susan Sarandon y Jessica Lange son voces fuertes que en diversos foros condenan este tipo de discriminación en la industria.
Otro borde cortante vinculado al edadismo es la creencia de que las mujeres mayores que representan su edad no tienen cabida en la pantalla, y ante esta tiranía caen muchas actrices sometidas a diversas y, a veces, excesivas operaciones estéticas.
Aún así, no pocas siguen siendo criticadas (también por el público) y soslayadas por la industria al“no saber envejecer bien” y presentar resultados en ocasiones funestos que malogran su rostro, cuerpo e imagen.
En la vida real, todas estas actrices son parte de una lucha por la no discriminación y el seguimiento absurdo de cánones y estándares de belleza que son efímeros y no definen el talento ni la calidad artística.
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)