Las protestas en la U.N.
Jorge Giraldo Acevedo
Con justicia se debe proteger a la comunidad en general ante las acciones de los encapuchados.
Las manifestaciones, en términos generales, están permitidas pero nunca deben ser para alterar el orden público, crear confusión, desorden y mucho menos causar destrozos y hasta muertes y heridos de personas del común y miembros de la fuerza pública.
La situación que ocurre desde hace varios meses en predios y barrios del sector de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, es inaudita y la ciudadanía no se explica las razones para que individuos encapuchados salgan de los predios universitarios a causar daños al servicio de transporte en Transmilenio, en algunos comercios, residencias y hasta enfrentarse a la Policía Nacional.
Somos muchas las personas que consideramos que el Gobierno Nacional y la alcaldía de Bogotá deben tomar las medidas del caso para que estas manifestaciones, movilizaciones o movimientos de protestas, degeneren en actos vandálicos en contra de la empresa de transporte, los comerciantes, transeúntes y miembros de la autoridad.
Nunca los predios de una universidad, como la Nacional de Colombia, deben convertirse en una zona para que desde allí impere el desorden y la anarquía.
Sí bien la Constitución Política de Colombia permite las manifestantes con la justicia y las disposiciones legales las autoridades se debe proteger a la comunidad en general ante las acciones de los encapuchados que, como se ha asegurado en muchas ocasiones, no son estudiantes de la U.N.
La principal universidad oficial no debe continuar en el epicentro de actos de vandalismo que, por lo general, destruyen, alteran o profanan los bienes de la comunidad de ese importante sector.
Finalmente podemos asegurar que los predios de un centro de estudios superiores, en Colombia o en cualquier parte del mundo, nunca deben convertirse en epicentro para que desde allí impere el desorden, la anarquía y hasta la delincuencia.