martes diciembre 17 de 2024

Meto la cucharada

Fernando Calderón España

El cine y la literatura son artes que tienen una expresión diferente. El primero lo hace a través de las imágenes que muestran los movimientos y los sonidos (aquí están incluidos los diálogos) con los que se narra una historia. La literatura expresa con letras (literatura significa, letras) -que conforman palabras- las ficciones que un escritor imagina sobre situaciones personales y colectivas  del ser humano. Por tanto, un guion de cine “se basa” en una obra, cuando no en la realidad, y no necesariamente sigue la letra de esa obra y los capítulos de manera consecutiva (por eso en los créditos que están por encima de la línea, se dice “esta historia “está basada” en la realidad, o en una novela u obra de tal persona).

Es decir, cine y literatura son muy diferentes en sus narrativas y en sus lenguajes.

A mi me pareció el primer capítulo denominado Macondo, (el único que he visto) sobre la manera como se fundó el pueblo de 20 casas, que está descrito en la primera página de la novela de García Márquez, una producción poderosa, con imágenes de la naturaleza general y particular que van creando un mundo mágico que servirá de escenario a la historia de la familia Buendia. El recurso del narrador, mantiene la belleza literaria de la novela y creo que se pensó así para respetar el deseo de García Márquez de no llevarla al cine, sin que se tuviera en la cuenta esa estructura poética que tanto reclamó y que la hace una expresión de su realismo mágico que creó, insuperable. Pienso que Rodrigo, su hijo, que es un director de cine que se ha ganado un lugar en Hollywood (ha dirigido a celebridades) sabia esa duda que siempre tuvo su padre, también guionista de cine” sobre la manera de llevar la magia a otro arte mágico, el cine. En varias ocasiones estuvo tentando a vender los derechos, pero siempre ponía la condición de mantener la fuerza poética e imaginativa de su narración, que aquí se acerca mucho a través de las imágenes y de esas especies de “avisos” que hace el narrador. Sobre este, es cierto que pudiera haber sido colombiano, pero hay que entender hoy que Cien años es una historia que pasó a ser universal.

Desde el mercadeo, la serie puede arrastrar más lectores en las nuevas generaciones.

Es lo que pienso desde mi perspectiva de humilde espectador. No soy autoridad en cine, ni en literatura. En nada. Solo opino.

Seguiré viendo la serie.

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