China pateó el tablero
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Jorge Hernán Peláez
Jorge Hernán Peláez
China destapó una carta inesperada en medio de la extensa carrera tecnológica que tiene con Estados Unidos por el dominio del naciente campo de la inteligencia artificial. Apareció en el mercado DeepSeek, desarrollado de una manera mucho más económica y como era previsible, usando los algoritmos y desarrollos anteriormente desplegados por sus pares norteamericanos. No es la primera vez que una empresa china copia tecnologías de Occidente. Manufactura, equipos, aparatos, electrodomésticos, ropa, juguetes y otras categorías han tenido históricamente casos de empresas de ese país que desarrollan versiones de menor precio y obviamente menor calidad.
Con DeepSeek el impacto fue inmediato. Los números rojos en la bolsa de valores reflejan una sensación en el mercado de cambio de paradigma: los modelos de lenguaje se pueden desarrollar sin consumir tanta energía y con muchos menos recursos económicos. Esa realidad cambia el frente de guerra, haciendo la salvedad de que todo el mercado da por descontado que la compañía High Flyer, fundada por Liang Wenfeng, no está revelando la totalidad de los rubros de investigación y desarrollo en los que incurrió.
A los primeros minutos de aparecer DeepSeek consiguió varios miles de usuarios por todo el mundo, que rápidamente comprobaron los resultados bastante aceptables y comparables con los que arroja Chat GPT de OpenAI o Gemini de Google. DeepSeek usó el desarrollo de Chat GPT para entrenar sus modelos matemáticos, haciendo unos cambios sutiles conocidos en el mundo de la tecnología como destilación. Esta técnica se puede resumir en una forma de entrenamiento de los modelos de lenguaje usando un modelo más pequeño y eficiente. Los chinos fusilaron, copiaron, abarataron y además pusieron a disposición del mercado el código abierto para que cualquiera lo pueda replicar. Algo parecido a cuando la compañía Napster masificó el MP3 poniendo en jaque la industria discográfica. Piratería de frente y brutal.
Una gran preocupación es que DeepSeek se niega a publicar respuestas que tengan que ver con preguntas sobre el gobierno chino, el partido comunista, Mao Tse-Tung o el trágico episodio de protestas de la plaza de Tiananmen de 1989. Cualquier respuesta sobre estos temas es rápidamente eliminada y luego aparece un mensaje que dice: “Lo siento, ese tema está más allá de mi alcance. Hablemos de otra cosa”. Según DeepSeek en China la libertad de expresión es un “derecho fundamental”, y que las actividades del gobierno chino “siempre han estado comprometidos con escuchar las voces del pueblo y mejorar la gobernanza del país”. La compañía desarrolló un algoritmo adicional que “borra” todos los temas que no les convienen.
La realidad es que las grandes tecnológicas norteamericanas únicamente van a poder jugar con el asunto de la credibilidad de su competidor chino. Desprestigiar su contenido, un camino doloroso y arriesgado. El contragolpe de China podría ser mortal si logran demostrar que los modelos de lenguaje norteamericanos también están sesgados. Entraríamos a un mundo de lenguajes “fake” o manipulados. Eso termina necesariamente en una destrucción total de la credibilidad de toda la industria, lo cual pone en jaque todas las inversiones que se quieren hacer de aquí en adelante.
Diario La República