viernes enero 17 de 2025

La importancia del «sumerce».

Karen Becerra Matthews- Penagos

Mientras en otras partes de América Latina el «su merced» fue abandonado como un recordatorio desagradable de épocas de esclavitud y sumisión, en  la región de Boyacá, fué transformado a lo largo del siglo XX en una palabra que indicaba respeto, amistad, e incluso intimidad con el interlocutor.

Al final, la modernidad llegó al Departamento de Boyacá, donde se concretó la libertad de Colombia, por lo cual se habla de «Boyacá, cuna de la libertad de Colombia y orgullo de América»,  una región que hoy en día se conecta con Bogotá mediante autopistas de múltiples carriles, que en un futuro no muy lejano, podrían convertir partes de la zona en una «ciudad dormitorio» de la capital del país por su cercanía con  la capital colombiana.

Pero al revés de lo que ocurre generalmente, cuando el empuje urbano comienza a diezmar las culturas rurales tradicionales de Colombia, Boyacá le exportó el «su merced» al resto del país, y en particular a la capital.

La expresión «sumercé» entró al léxico colombiano desde Boyaca,  y

de ahí empezó la larga ruta del «su merced» en el continente.

En el siglo XIX se extendió su uso a varios países de América Latina, como República Dominicana, o en Perú,

aunque sin embargo, al desaparecer la esclavitud, también empezó a decaer el uso del «su merced» a lo largo del continente.

En Colombia, el sumerce se concentró en Boyacá, una región tradicionalmente campesina, y el estudioso Álvaro Iván Florez Segura desde  Suecia

nos  recuerda que en Boyacá, «las relaciones de poder acusadamente feudal» en torno al sometimiento de la numerosa población indígena, habían llevado a «una tajante división clasista que se manifestaba en la diferencia en el trato entre los de arriba y los de abajo», y que se reflejaba a su vez «en tratamientos respetuosos como el sumercé».

Hasta ahí la historia parece ajustarse a lo que ha pasado en muchas partes del continente en donde poblaciones aisladas mantuvieron formas arcaicas del lenguaje, pero lo que pasó en Boyacá después fue más inesperado, pues

en sus orígenes, la palabra sumerce era campesina y mostraba una división jerárquica de la sociedad en esa hermosa región de Colombia.

Diversos expertos citan un completo  estudio,  de los investigadores colombianos Javier Guerrero Rivera y Néstor Pardo, asegurando que «El sumercé en la actualidad es un fenómeno de interés lingüístico y sociolingüístico, en cuanto que su uso no se puede considerar residual ni marginal, sino que, por el contrario, gana prestigio pues es usado por sectores influyentes en la sociedad y empieza a verse en ámbitos élite como los medios de comunicación del pais», y nos recuerdan que figuras de la cultura, la música, y la composicion popular colombiana, como el aplaudido juglar boyacense Jorge Velosa, el compositor  y canta-autor José Ricardo Bautista Pamplona, y  el famoso «Pirry»,  conocido presentador de la televisión, quienes están entre los que usan el colombianísimo «sumercé».

Todo esto no significa que el término haya conquistado a Colombia en su totalidad, pues

por razones que van desde lo geográfico a lo político e histórico, éste país ha sido  de un  regionalismos acentuado hasta en el lenguaje, aunque en Bogotá, la expresión sumerce superó barreras de región, edad y clase, y pese a que

en el occidente de Colombia, alrededor de las ciudades de Medellín y Cali, la forma de trato más aceptada es la del «vos», y en la costa atlántica colombiana, en  ciudades como Cartagena o Barranquilla, impera el «tu»,

sin embargo en el centro colombiano, y alrededor de su urbe más grande, Bogotá, el sumercé ha obtenido una inesperada victoria lingüística, y su uso es muy popular como muestra de aprecio y respeto con un interlocutor.

En tiempos de globalización y cultura homogénea, este vocablo surgido de las injusticias coloniales y después convertido en muestra de cariño entre campesinos,  se ha transformado en un identificador cultural empleado por cada vez más colombianos, y  se ha popularizado en el país desde  el departamento de Boyaca, de donde se ha difundido a toda la región central de Colombia.

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