Colibríes de Cundinamarca transportan polen y “roban” néctar

* Los colibríes de Cundinamarca a veces no transportan polen, sino que se roban el néctar de las flores. Foto Cortesía UN: Joaquín Sarmiento/AFP.
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Bogotá, marzo 21_ 2025_ RAM _ En los municipios de Fusagasugá y La Vega (Cundinamarca) se observó que algunos colibríes transportan muy poco polen pues se concentran en robar el néctar de las plantas, y son ellas las que tienen que buscar que ellos se lleven algunos granos del fino polvo. Biólogos registraron por primera vez este raro comportamiento en varias especies de estas escurridizas aves que habitan el altiplano cundiboyacense, cuya causa aún se considera como un misterio.
Tal vez los colibríes o picaflores son las aves más representativas de Colombia, pues es difícil que aquí alguien no haya avistado un ejemplar revoloteando en jardines o en el campo; sus colores verdes, morados y azules tornasolados iluminan el lugar que visitan o donde se posan. En el país hay 164 especies y en el mundo su familia es una de las más numerosas, por lo que científicos y expertos buscan entender su papel en los ecosistemas, en este caso en el transporte de polen.
Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), entre ellos el biólogo Yamid Guillermo Benavides Guerrero, se dieron a la tarea de “pajarear” por entornos distintos de Cundinamarca en busca de los colibríes que capturan polen. Así llegaron al Centro de Investigación Colibrí Gorriazul (Fusagasugá), una zona que, aunque ha tenido procesos de restauración ecológica también ha sido intervenida con cultivos de café y plátano, y cuenta con bebedores artificiales. Además, fueron a la Reserva Natural Paraíso Andino (La Vega), un ecosistema conservado con flores nativas como las bromelias y bosques frondosos donde estas aves vuelan con libertad.
Una pregunta esencial era en qué parte del cuerpo los colibríes transportan el polen, pues en la literatura se conoce poco sobre este tema. Aunque tradicionalmente se ha creído que lo llevan en sus picos, esto está muy lejos de la realidad, pues las partes que utilizan son la corona, la frente, arriba y abajo del pico y la garganta, y de hecho a veces son las mismas plantas con anteras más o menos largas (estructuras en donde se guarda el polen) las que terminan depositándolo en el ave, pues algunas especies tienen más interés en el néctar, o sea en su alimento.
Para el estudio se capturaron 205 colibríes de por lo menos 15 especies, con redes de niebla, uno de los instrumentos más utilizados en estos trabajos de campo, pues permiten “engañar” al animal, para que cuando vuele cerca quede atrapado en unas mayas especiales que no le hacen ningún daño, pero sí les sirven a los expertos para que puedan verlos y analizarlos de cerca, ya que son aves esquivas e inteligentes para esconderse.
Luego de esto, y de manera muy cuidadosa, extrajeron el polen que tenían en cada parte del cuerpo, desprendiendo uno a uno los granos que llevaban adheridos y que en pequeñas cantidades son imperceptibles al ojo humano. Las muestras se llevaron al Laboratorio de Palinología de la UNAL para hacer un análisis específico con microscopios electrónicos, que permiten estudiar con detalle el polen y determinar qué tanto tenían estas coloridas aves en cada parte de su cuerpo.
“Contrario a lo que se piensa, los colibríes llevan el polen no solo en el pico, sino especialmente en la corona y la frente, como se constató en el Centro de Investigación Colibrí Gorriazul, mientras que los animales de la Reserva Paraíso Andino lo distribuyen más homogéneamente en todo el cuerpo”, explica el investigador.
Dicha diferencia evidencia que en los ambientes intervenidos como el de Fusagasugá algunas especies de plantas pueden no tener una interacción tan eficiente con el ave, contrario a lo que ocurre en los bosques frondosos y protegidos de La Vega, en donde hay mayor posibilidad de que se lleven granos de las flores.
Sin embargo, un reporte sin precedentes en el país y en la región daría una pista adicional del porqué el proceso se altera, y es el que los colibríes de estas zonas son “ladrones” de néctar, esto quiere decir que no llegan a las plantas solo a llevarse el polen, sino que algunos solo succionan su alimento por orificios previamente realizados por otras aves, y se van.
Sin dudas este comportamiento es muy interesante y “nos plantea preguntas sobre el papel de estas aves en los ecosistemas colombianos, en donde popularmente se cree que son solo polinizadoras, pero en donde a veces no tienen la capacidad de llevar tantos granos, como sí lo hacen insectos como mariposas, escarabajos o moscas de las flores, que a veces no se estudian tan a fondo”, expresa el biólogo.
Además, para analizar los datos de polen y hacer correlaciones entre el número de colibríes capturados y las flores, se usaron programas estadísticos como el lenguaje de programación R, que facilitó ver la diversidad y distribución de las aves en los dos lugares estudiados.
También es importante resaltar que este es un primer paso para seguir entendiendo el comportamiento de los colibríes y su interacción con el polen, pues por ser tantas las especies analizadas hubo algunas que se quedaban con apenas 2 o 3 granos, mientras que otras, sobre todo en el lugar natural, podían transportar más de 3.000 granos.
Por otro lado, falta determinar una relación más clara entre las especies de plantas que se ven más o menos beneficiadas por su acción, por lo que este es un tema que no se agota “a vuelo de pájaro”, sino que necesita más investigaciones a futuro en todo el país que tomen como insumo estos primeros reportes en Cundinamarca.