miércoles abril 2 de 2025

No es tu culpa, Falcao…

Esteban Jaramillo Osorio

¿Y si James hubiera estado en Junior?

El dinero al bolsillo que pone a bailar a los dirigentes clasificados. Ausente el futbol en su esplendor. Mucho fervor, como disfraz.

Taquicardia en los cobros desde el punto penalti. Poderosos eliminados, famosos culpables que no lo son. El dinero, el poder o el descalabro. El triunfo de los obreros y el sudor.

Y Falcao… siempre Falcao, para bien o para mal. El sofisma de distracción ideal, para esconder los pecados.

Así marchan las copas para los equipos colombianos.

En América, estaba Quintero, y poco o nada aportó en la clasificación.

Se lo tragó la efervescencia de un combate que no era para él, frenético, con chispazos de futbol, definido con drama a favor de su nuevo club, que en muchos minutos jugó mejor.

Alimentó, por el contrario, el inquieto y traviezo chiquilín, sus aires revanchistas, que satisfizo con gestos provocadores frente a sus antiguos compañeros de Junior, lo que los enardeció.

Mal estaban por la incertidumbre de un duelo, que el local jugó desventaja por los goles en contra, inexplicables, cuando sin rumbo deambulaba por la cancha.

Reaccionó, pero los desaciertos los condenaron.

Falcao no tuvo responsabilidad en la derrota de Millonarios. El partido tampoco  era para él, por la cancha lisa, mojada por la lluvia y la pelota que Millonarios controlaba pero de nada le servía.

Se le vio  como milagrosa aportación para cambiar el rumbo del partido, cuando ya estaba sentenciado. El Once Caldas lo manejó a favor.

Le critican ahora, su precario aporte sin tener en cuenta que en el futbol actual, y siempre lo fue, un futbolista no es un equipo.

Es uno más a pesar de su influencia. Pasa con James, con Quintero, o con las grandes estrellas. Lo demostró Messi con el título de Argentina en el mundial.

Los señalamientos a Falcao provienen de muchos críticos, que desconocieron su desgaste futbolístico, cuando llegó.

Enloquecieron por la emoción. Pasaron por alto sus últimos años de futbol, con discreta aportación, encandilados por su fichaje.

Uno a uno van cayendo los equipos colombianos en los torneos internacionales, empoderados desde la vanagloria de los micrófonos, con degradantes presentaciones. Con promesas no cumplidas, ciclos interrumpidos y procesos cuestionados en medio de acaloradas discusiones, con la tendencia a buscar culpables, sin rastrear con análisis las razones.

Los técnicos son lo señalados predilectos. Nunca los directivos, por su poder, y poco se dice de los futbolistas en una eliminación.

¿ Los periodistas? Tan dados a exaltar la incapacidad con maromas dialécticas, con falsas expectativas que rebasan las fronteras de la realidad, que provienen de la sinrazón. Esteban J.–

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