El Ojo del Halkón La guerra de los aranceles
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
El presidente Donald Trump el miércoles cumplió con lo que había prometido y fue ponerle aranceles a todos los productos que llegan a los Estados Unidos, unos más fuertes que otros.
Analizando esas situaciones, Colombia, por ejemplo, quedó con un arancel del 10%, mientras que China quedó con aranceles supremamente altos.
Para hacer un análisis completo de esta situación, no hay nadie más adecuado que quien es especializado en la materia y por eso quiero ceder el espacio de esta columna al editorial del diario La República del jueves 3 de abril de 2025, donde dicen qué es lo que está pasando y que pasará en un futuro inmediato.
El ojo por ojo de los aranceles recíprocos
Con un muro arancelario -aranceles recíprocos- Trump declara una guerra comercial inédita a sus socios, con pronósticos preocupantes para los consumidores
Editorial diario LA REPUBLICA
No hace mucho tiempo, Joseph Nye, profesor emérito de Harvard y exdecano de la Escuela Harvard Kennedy, escribió en Project Syndicate un breve ensayo sobre el nuevo orden mundial que está entrando por las rendijas de las noticias económicas.
Para Nye, “el orden mundial es una cuestión de grado: varía con el tiempo, dependiendo de los factores tecnológicos, políticos, sociales e ideológicos que pueden afectar la distribución global del poder y la influencia de las normas. Se puede alterar radicalmente tanto por tendencias históricas más amplias como por los errores de una sola potencia importante”.
Un planteamiento, que como ficha que encaja en un rompecabezas, es adecuado en el momento que experimenta la economía global, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un acto solemne desde la Casa Blanca, tras el cierre de Wall Street y ante la expectación del resto del mundo, anunció que las cosas en términos comerciales ya no son como son, ni serán como eran, que un nuevo orden mundial comercial derivará en una nueva hoja de ruta de la globalización.
“En el lenguaje cotidiano, el orden se refiere a un arreglo estable de artículos, funciones o relaciones. Por lo tanto, en los asuntos internos, hablamos de una “sociedad ordenada” y su gobierno. Pero en los asuntos internacionales, no hay un gobierno general. Con los arreglos entre los estados siempre sujetos al cambio, el mundo es, en cierto sentido, anárquico (…) Sin embargo, la anarquía no es lo mismo que el caos. El orden es una cuestión de grado: varía con el tiempo. En asuntos domésticos, una política estable puede persistir a pesar de un grado de violencia no gobernada. Después de todo, el crimen violento organizado y desorganizado sigue siendo un hecho de la vida en la mayoría de los países”, plantea el profesor Nye.
El muro arancelario que ha levantado Trump con los “aranceles recíprocos” es una suerte de zanahoria y garrote en materia comercial para quienes apoyen o se distancien de sus políticas, en el sentido de que quien es aliado puede vender en su mercado con bajos aranceles, pero quien se opone será castigado con “el gran garrote” (the big stick) resucitado del Estados Unidos de principios del siglo XX, que dicho sea de paso cercenó a Panamá de Colombia.
El gran garrote era una suerte de intervenciones justificadas en la protección de los intereses de los ciudadanos y entidades estadounidenses. Puede ser una política adecuada en países fallidos como Somalia, que a juicio de Nye, “puede tener un lenguaje y etnia común, pero durante mucho tiempo ha sido un sitio de clanes de lucha; el gobierno “nacional” en Mogadiscio tiene poca autoridad fuera de la capital”.
Algo que se puede replicar en países como Haití, Cuba, Venezuela y algunos territorios de Colombia. El Trump de hoy ha ideado una manera de sincronizar varias acciones político-comerciales para establecer un nuevo orden mundial al usar la economía y su liderazgo como motor del consumo global y mover el sistema de países a su antojo.
“He decidido, con fines de equidad, que cobraré un arancel recíproco, lo que significa que lo que los países cobren a Estados Unidos de América, nosotros se lo cobraremos a ellos. Ni más, ni menos”, una sentencia basada en la creencia de Trump que su país recibe un trato injusto en el comercio y que muchos países imponen aranceles más elevados a los productos estadounidenses que EE.UU. a los suyos, lo que es inapropiado.