Un doloroso error
Por Esteban Jaramillo Osorio
Foto Luis Alberto Vallejo Vallejo
Bogotá, 30 de septiembre_ RAM_Craso error. Inoportuno y desequilibrante. El penalti no esperado, porque conocidas son las habilidades de Ezequiel Cano, para proteger la pelota, dominar el espacio, mirar el arco, golear o provocar una falta. Por algo es el mejor delantero en Colombia. El Once lo maniató. Lo dominó en todos los duelos. Pero, con una mente revolucionada, después de intenso partido, con buen balance en general, Nazarit, con su futbol aparatoso, tomó la decisión inadecuada. Debía acompañarlo, ahogarlo en la raya, limitarlo, pero su precipitud por el inoportuno contacto físico en el área, resultó fatal.
Un partido se analiza desde una jugada, un jugador, un equipo o el juego en sí. El resultado, no, sobre todo cuando es consecuencia de una equivocación en los últimos segundos, que anula el esfuerzo realizado.
El Once tuvo aplicación y, en ocasiones, derroches técnicos en el campo. Sometió a su rival. Entendió la importancia de la victoria y la defendió con coraje.
Pero el fútbol “Dinámica de lo impensado” tenía reservada una sorpresa, la que, para tristeza general, golpeó fuerte y se llevó dos puntos de oro.
Ojo, un futbolista es como un hijo. No se le destruye por un fallo. Se le corrige.
¡Dios! Si Darío Rodríguez, en aquella jugada en contragolpe favorable, hubiera rematado el partido. Así es la vida, así es el fútbol.
EJO