James…Es real
Por Esteban Jaramillo Osorio
Hay entrenadores que reducen el espectáculo del fútbol a esquemas y diagramas y comentaristas que lo analizan como fórmulas de física avanzada. Años ha Oswaldo Zubeldia, campeón con Nacional, hablaba de creación de espacio para aprovecharlo en ataque y la reducción del mismo para neutralizar al rival. Espacio, técnica y velocidad. Se ve sencillo.
James Rodríguez juega a sus anchas en la selección, toma el rol protagónico con mentalidad y actitud, se hace jugador de todo el campo y se torna influyente en el rendimiento colectivo. Tiene acople táctico en su posición y en su función y el valor agregado de la confianza de sus compañeros, para encajar en el sistema elegido por el entrenador. Técnica, velocidad y espacio, para ser dueño del medio campo, de goles y de partidos.
En el Madrid James, es evidente, no tiene el rol principal, pero se hace sentir con lujos, pases exquisitos y anotaciones de magistral calidad, en un reparto de futbolistas envidiable. Allí el rey es cristiano por facultades, por incidencia en el rendimiento, resultados y mercadotecnia.
El caso es parecido el de Neymar, figura con clase asombrosa de la selección Brasil, sin ratificar plenamente en el Barcelona su talento. Siempre un escalón abajo de Messi que, a su vez, es estrella en el Barcelona, pero defrauda con la selección, donde no recibe ni elogios ni admiración comprables con las que le prodigan en Cataluña. Situación comprable con la de Diego Costa, goleador del Chelsea y de la liga inglesa, que acapara reconocimientos por su inequívoca autoridad. En la selección de España, no da pie con bola.
James está en periodo crecimiento, aprovechando al máximo sus tiempos, sus apariciones y la firmeza con que pisa en cada partido. James es una gustosa realidad del futbol colombiano para el mundo.