El Ojo del Halkón ¿Regulados precios de los medicamentos?
Por: Rubén Darío Mejía Sánchez
BOGOTA, 01 de febrero de 2020 RAM_ Quizá una de las pesadillas más grandes que viven las personas con enfermedades terminales, enfermedades complicadas o enfermedades raras es el asunto del suministro de los medicamentos.
Desde hace algún tiempo hemos venido escuchando que hay regulación de precios por parte del Gobierno a los precios de las medicinas de enfermedades importantes, entre ellas las cardiacas, las de estómago, de la presión y otras; pero los resultados no se han visto, porque cuando en la EPS le anuncian al paciente que X o Y medicamento no está y no se le puede suministrar, debe de acudir a las farmacias a pagar lo que éstas quieren cobrar y la regulación por ningún lado.
Me atrevo a escribir sobre este tema porque hace año y medio fui hospitalizado por una arritmia cardíaca y dos de los medicamentos que dijo el médico, debía de tomar dos veces al día para mantener mi salud no se me dio por parte de la EPS, porque simplemente dijeron que no los tenían y que debería de comprarlos, los precios eran bastante altos; estoy hablando de la AMIODARONA y el APIXABAN, la primera para mantener controlada la arrítmica cardíaca y la segunda, el Apixaban como anticoagulante. La AMIODARONA no se conseguía en Bogotá, ni en ninguna otra ciudad del país y de esto tengo una anécdota (Cuando escribí para preguntar quien sabía donde comprar este medicamento, los comentarios de las personas mal pensadas fueron simple y llanamente que estaba pidiendo limosna para ello y gracias a Dios solo necesitaba la información de donde conseguir el medicamento y no estaba pidiendo limosna “ahí recordé aquel comentario que dice que mientras mas conozco a la gente, mas amo a mi perro”), tuve que aguantar que por varios meses la EPS se sostuviera en el tema de no contar con el medicamento y comprarlo; porque según la EPS el laboratorio que la suministraba ya no la tenía o simplemente porque parece que el Gobierno había actuado de manera tal que algunos laboratorios se estaban yendo del país.
Averigüé en la Superintendencia de Salud, donde me dijeron que registrara la queja e hiciera la solicitud y esperara de dos a seis meses para buscarle solución a mi problema, si hubiera esperado ese tiempo, no estaría escribiendo esta columna.
Así como “regula” el Gobierno el precio de los medicamentos debería de vigilar que esto tenga cumplimiento porque acaba de aprobarse lo referente a este tema, pero la mayoría de lees en nuestro país simplemente son “letras muertas.
Los medios de comunicación nos dedicamos mucho a hablar de los escándalos alrededor de la corrupción en las EPS y nos olvidamos en más de una vez de los derechos de los pacientes; que como decía anteriormente sufren el calvario para conseguir los medicamentos y si no tienen dinero para comprarlos corren peligro sus vidas.
Y que hablar de las citas médicas, si no se tiene un plan complementario se puede decir que la tarea es nula, porque he tenido que esperar hasta tres meses para una cita médica o cinco meses para tener la oportunidad de una cita con el cardiólogo.
En medio del desespero pedí auxilio, algunos políticos me dijeron que iban a poner la denuncia y a exigir los derechos, otros se quedaron callados y nadie hasta cierto punto quiso ayudarme; hasta que el colega periodista Gustavo Gómez hizo los contactos y por medio de su intervención con la ayuda de sus asistentes, me dieron las citas prioritarias para poder salir adelante, me dio pena decirle que el problema iba mas allá de las citas médicas y que lo que faltaba era también los medicamentos.
Ha sido tan grave la situación que tuve que pasarme a un plan complementario, plan que traté de conseguir anteriormente, a lo que me habían contestado las EPS que no podían por mi edad y las enfermedades que me aquejaban; pero de un momento a otro cambiaron los programas de admisión y me aceptaron y ahora hago votos para que esas citas se den a su tiempo.
Han cogido la costumbre de mandar una serie de medicamentos que son de alto costo y que las EPS no cubren a pesar de los programas de gobierno, mientras que este anuncia con bombos y platillos que están sacando adelante los planes de salud y que el cubrimiento es total y de buena calidad.
No siempre en los medios de comunicación se habla de las personas que han perdido la vida esperando una cita médica o que se les autorice un medicamento.
Esperamos que ahora la regulación de precios firmada por el Gobierno y anunciada con bombos y platillos se cumpla y que no continúe el caos en el servicio de salud.
NOTA:
Hago votos para que los señores taxistas, principalmente de Bogotá no hagan de las suyas ahora con la salida de UBER del país, porque como decía en una columna anterior personalmente he sido víctima de algunos taxistas que se niegan a transportarme, porque simplemente ando con un bastón o como decía uno de estos, con gran desparpajo “usted que pide si ya tiene pegada la lápida en la espalda”.
No es hacer demagogia y populismo con este tema del servicio público, en especial de los taxistas sino regular el asunto y no dejar que se haga lo que quiera simplemente porque puede ser un gremio que aporta votos para elegir en sus cargos públicos a muchos de nuestros gobernantes.
Que pena que uno a estas altas horas de la vida esté pidiendo que se le suministre la medicina y se le de una cita médica para poder vivir y lo peor que tenga que clamarle a un conductor de taxi para que lo lleven a las citas médicas y en donde ellos no entienden que para ir a esos lugares es porque está delicado de salud.
Hace algunos años cuando empezaba mi carrera de periodismo escuché a alguien clamar, “en que país estamos” y simplemente con tristeza le respondería, en “Locombia”, en donde no respetamos a los mayores, a los menores, a las mujeres y a los hombres, porque no se ha formado y no se está formando a la juventud y simplemente se les esta dando tecnología y conocimientos; pero en muchas ocasiones no estamos formando personas para el futuro.