Los cruceros turísticos, en la cuerda floja por el coronavirus
Por Hannes Breustedt
dpa
Nueva York, 26 de julio_ RAM_ Lo que en realidad debían ser unas espléndidas vacaciones de dos semanas en un crucero terminaron convirtiéndose para muchos pasajeros en un viaje de terror de casi un mes.
Cuando el barco Diamond Princess partió el 20 de enero con 2.666 pasajeros y 1.045 miembros de la tripulación de Yokohama, en Japón, nadie imaginaba que lo que vendría sería una cuarentena de varias semanas.
En aquel momento, el nuevo coronavirus todavía era visto como un problema que solo afectaba a la región china de Wuhan. Sin embargo, el 4 de febrero una noticia conmocionó a los pasajeros a bordo: diez de ellos habían dado positivo con el virus Sars-CoV-2.
«El barco permanecerá en cuarentena durante al menos 14 días», explicó el operador de cruceros Princess Cruises, que, como la compañía alemana Aida, pertenece al gigante turístico estadounidense Carnival.
Lo que siguió puso en aprietos a una industria que antes de este suceso simplemente se sacaba rápidamente de encima los escándalos y las críticas. Con diez muertos y más de 700 infectados, el Diamond Princess se convirtió en el primer punto álgido de la expansión del coronavirus fuera de China.
La industria de los cruceros lo convirtió rápidamente en un símbolo de la crisis. Ahora espera un regreso, pero recientemente se vio afectada por nuevos reveses.
El sector está con el agua hasta el cuello y esto se ve claramente reflejado en las acciones de las empresas líderes del mercado: Carnival, Royal Caribbean y Norwegian Cruise Line. Desde principios de año han caído entre un 65 y un 75 por ciento y los valores en el mercado bursátil se derrumbaron en varios miles de millones de dólares.
En vista del actual desarrollo, muchos inversores son escépticos con respecto al futuro. La compañía de cruceros Carnival Crusie Lines, por ejemplo, informó que en el segundo trimestre registró una pérdida de 4.400 millones de dólares. También la competencia consignó números rojos.
La pandemia de coronavirus ha golpeado duramente a las empresas en varios aspectos. El bloqueo mundial impuesto para contener el virus paralizó por completo el negocio y los altos costos fijos se confrontaron repentinamente con la ausencia casi total de ingresos.
Sin embargo, los problemas no terminan ahí. Las infecciones de coronavirus a bordo del Diamond Princess y otros barcos como el MS Westerdam, que deambuló por el mar durante semanas en busca de un puerto para atracar, han dañado aún más la imagen de la ya controvertida industria.
Un comité del Congreso de Estados Unidos está investigando un posible comportamiento indebido por parte de Carnival. El hecho de que semanas después del desastre con el Diamond Princess siguieran zarpando cruceros causó incomprensión. La empresa con sede en Doral, en el estado de Florida, subraya que siempre ha actuado de acuerdo con las leyes e instrucciones.
Sin embargo, el elevado número de personas infectadas puso sobre la mesa una preocupación central: debido al alto número de pasajeros de edad avanzada y con más riesgos para la salud, los cruceros son el caldo de cultivo perfecto para las infecciones.
De un momento a otro, las compañías navieras de cruceros no solo se encontraron en el medio de una crisis sanitaria mundial, sino que volvieron a emerger viejas críticas hacia la industria. Las acusaciones van desde deudas fiscales y contaminación ambiental hasta explotación de sus trabajadores debido a los bajos salarios y a la falta de seguridad.
Los cruceros representan hoy en día la imagen del turismo con fuerte impacto ecológico, cuyas consecuencias se evalúan cada vez más críticamente. Los grandes barcos inundan los destinos de vacaciones con masas de visitantes que quieren ver todo pero gastan poco. La comida y el entretenimiento a bordo ya están incluidos en el precio de los billetes.
Según la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, por sus siglas en inglés), el número anual de pasajeros en el mercado aumentó de 17,8 millones a 30 millones entre 2009 y 2019. Para 2020 se esperaba un nuevo aumento significativo, a 32 millones de pasajeros. Pero este año vino el coronavirus y es difícil predecir lo que pasará después.
Mientras tanto, el fin del desánimo parecía estar a la vista y Carnival comenzó con los preparativos para un reinicio gradual. Los clientes fueron atraídos con ofertas y de acuerdo con la empresa las primeras cifras de preventa fueron supuestamente exitosas.
Pero la confianza de un rápido regreso, que incluso se manifestó rápidamente en la bolsa de valores de manera positiva, se ha evaporado. En algunas regiones de Estados Unidos el número de personas infectadas está aumentando de nuevo de manera alarmante, lo que ha hecho retroceder los planes.
La CLIA anunció que los operadores de cruceros acordaron extender voluntariamente la pausa obligada por la pandemia de coronavirus y suspendieron las operaciones desde los puertos estadounidenses hasta el 15 de septiembre. Aproximadamente la mitad de los pasajeros de cruceros en todo el mundo son estadounidenses, lo cual hace prácticamente imposible reiniciar los negocios cotidianos.
La asociación, en la que están representados los principales operadores, explicó que tomó esta medida debido a la «actual situación del covid-19 en Estados Unidos».
Este paso es una muestra de que la industria probablemente quiere evitar riesgos innecesarios esta vez. La prohibición de operar cruceros impuesta por la autoridad sanitaria de Estados Unidos expira el 24 de julio. Según el analista Brandt Montour, del banco JPMorgan, no hay que descartar en absoluto a la industria de cruceros turísticos.
Montour explicó que la demanda de estos viajes sigue siendo alta, especialmente porque los clientes de Estados Unidos están sorprendentemente dispuestos a correr riesgos.