El Ojo del Halkón Inversión social
Por: Rubén Darío Mejía Sánchez
BOGOTA, 22 de AGOSTO de 2020 RAM_ Se habla mucho de los viernes negros, pero en Colombia se ha hecho normal que sea lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado o domingo, es decir, toda la semana son días negros, aunque yo cambiaría el color y diría que son días tristes y amargos, cuando pierden la vida muchos inocentes y principalmente los jóvenes en Colombia.
En lo que va corrido del año, las masacres y asesinatos de líderes sociales se han vuelto el pan de cada día, noticias que han desaparecido en parte, porque hemos estado pendientes de todo lo que tiene que ver con el coronavirus, pero el asunto es bastante difícil y la situación es bastante grave, aunque el Gobierno diga que la situación está controlada y que las autoridades están investigando exhaustivamente para esclarecer los crímenes.
Los voceros del Gobierno salen a decir que todo lo que está sucediendo es un enfrentamiento de grupos al margen de la ley, qué son las disidencias de las FARC y los alzados en armas del Ejército de Liberación Nacional al igual que de grupos de narcotráfico.
Lo sucedido en los departamentos de Nariño y del Valle no tiene nombre, se asesinan 6 jóvenes universitarios, inquietos, con ideas de ayudar a la sociedad y simplemente la respuesta de las autoridades es un lacónico comunicado diciendo que se trató de vendettas entre delincuentes.
Las familias y los conocidos de los muchachos dicen que eran muchachos buenos que se reunían para planear sus trabajos universitarios y otros para practicar sus deportes favoritos entre ellos el fútbol, pero no entienden lo que está sucediendo. Y este sábado amanecimos con otra masacre en el departamento de Nariño; se dice que llevaron a las víctimas cerca de un cementerio y las masacraron y a la hora de la verdad nadie sabe qué fue lo que pasó.
Vemos que el presidente de la República con su Ministro de Defensa visita los lugares y le dicen con palabras muy sentidas a la familia de las víctimas que lo sienten mucho y que pronto se van a esclarecer los crímenes, asunto que no vemos tan fácil en un país en donde la impunidad es la reina que se impone por encima de la justicia.
Venimos con el cuento desde hace mucho tiempo qué hay que hacer una reforma política y qué hay que hacer una reforma a la justicia y ninguna de las dos se ha hecho; por qué no había afán de trabajar sobre el tema, pero ahora con la detención del expresidente y senador Álvaro Uribe se ve la urgencia y se convoca a un plebiscito y a una constituyente porque es necesario cambiar la Constitución para que el jefe máximo del Centro Democrático no sé sienta secuestrado y se le haga justicia pasando su proceso de la Corte Suprema de Justicia a la Fiscalía General de la Nación y que de esta manera, sea la justicia ordinaria la que diga si el exmandatario y excongresista es inocente o culpable.
Seguimos por el mismo camino, la justicia en este país del Sagrado Corazón es simplemente para los de ruana, y todos los presos que hay en las cárceles sin definir su situación jurídica son ceros a la izquierda mientras que el jefe político debe de tener solución a su problema lo antes posible. Estoy de acuerdo con una reforma a la justicia, pero una reforma en la que se respeten los derechos de todos y donde se tenga en cuenta al ciudadano de a pie como al poderoso y que no sea únicamente para los que tienen con qué pagar un abogado, la justicia que por lo general es bastante dura para unos y blanda para otros.
Qué bueno sería que los Honorables Padres de la Patria pensaran en esa reforma a la justicia y que se pensara en todos los colombianos; y qué bueno es que se aclare lo del expresidente y exsenador Uribe todo para el bien del país y para evitar la polarización que se está comiendo el país y que ha dividido a los colombianos entre seguidores de uno y de otro, lo que fomenta cada día más una guerra y una inestabilidad en un país que trata de superar una pandemia y que sufre otra pandemia peor qué es el problema social, en donde la regiones están abandonadas por el Gobierno Central y que solo aparecen en los medios de comunicación cuando hay masacres como las que comentamos al comienzo.
La violencia solo termina cuando se den oportunidades de trabajo, cuando los pobres puedan asistir a las aulas escolares, cuando los desprotegidos puedan entrar a las universidades y cuando esté seguro el futuro de cada uno de los niños y de los jóvenes.
Podemos construir la gran cantidad de cárceles posible, llevar mucha gente a la cárcel y cada día tendremos que lamentar que la violencia nos está comiendo a todos y que el correr de la sangre y el dolor es el pan de cada día.
Solucionar los problemas sociales es la base fundamental para construir la paz, en un país que ya está hastiado de una violencia de más de 60 años, en donde un acuerdo con uno de los grupos alzados en armas ha sido respetado a medias simplemente porque para algunos políticos no era lo que ellos querían, y mucho menos si no llevaba su firma.
Muchos sectores tienen hambre, necesitan trabajar, se necesitan aulas escolares y se necesita un trato digno para formar una sociedad digna y grande para el futuro, con hombres y mujeres dispuestas a trabajar por el bien de todos por un progreso qué les pertenece.
No se sabe qué es más grave en este momento, si la pandemia o los asesinatos colectivos y de líderes sociales, a pesar de los comentarios de algunos miembros del Gobierno y de sectores políticos que no le han puesto cuidado a lo que está sucediendo porque no lo consideran de importancia.
Esperamos que las promesas del presidente Duque se cumplan y los asesinos de los jóvenes y demás personas sean detenidos y que paguen por lo que está pasando, pero que también los colombianos de bien demos un vistazo hacia lo que está sucediendo y que en el momento de elegir a nuestros gobernantes lo sepamos hacer y que no elijamos a personas que solo buscan el bien personal, olvidándose del bien común.
Sigo haciendo un llamado a mis colegas de los medios de comunicación, que estén dispuestos a decir la verdad, a no dejarse manipular y a pensar en las personas menos favorecidas para qué teniendo una Colombia más justa, todos podamos vivir en paz y así como esperamos vencer el coronavirus también podamos vencer la violencia la criminalidad y la desigualdad social.
Aquí la cosa no es de partidos políticos, este es un problema de todos y todos debemos de poner nuestro granito de arena, pensando en nuestros jóvenes, en nuestros hijos, en nuestros nietos y herederos de una tierra que es grata y rica y que a pesar de todo ha aguantado los avatares de la violencia, de la injusticia y de la corrupción.