martes julio 16 de 2024

Óyeme, pajarito

Apreciado (no del todo) Twitter: cuando se opera un canal informativo hay que tratar a los usuarios con educación y tacto.

Por Gustavo Gómez Córdoba

Sobre el episodio de la suspensión de mi cuenta en Twitter, y posterior activación, hago unas consideraciones que dejé registradas en el mismísimo nido del pajarito y aquí, en Caracol Radio. Anoto que seguiré usando esta herramienta, así que lo aquí expuesto tiene un carácter constructivo.

Falla Twitter en el respeto por sus usuarios. La inmensa mayoría en esta red no calumnia, no injuria, no persigue o acosa minorías étnicas y religiosas. Solo opinamos, informamos o usamos el humor como vínculo de comunicación.

A estas personas no se nos puede suspender una cuenta sin un mínimo de respeto. Y respeto es usar esos algoritmos que decapitan para, por ejemplo, conocer el huso horario de la gente y no enviar notificaciones ofensivas en horas de poca actividad.

Bienvenidos los mensajes en horas que permitan una decorosa respuesta. Y tampoco es elegante enviar informaciones robóticas con amenazas legales que no le harían ni a un militante de al-Qaeda.

Si el asunto es porque algún material genera queja de un tenedor de derechos, con más razón obra el trato civilizado por parte de Twitter, porque una cosa, por ejemplo, es usar unos segundos de música y otra atizar actos violentos o calumniar.

Consideren el «uso legítimo» y el «derecho de cita», que permiten incluir fragmentos de obras ajenas de naturaleza escrita, sonora o audiovisual, y que, pudiendo ser discutible dependiendo de su aplicación geográfica, garantiza, al menos, que no lo traten a uno como a un criminal.

Unos segundos de música, que no equivalen a una canción completa y que no implican ningún ánimo de lucro, ¿merecen el atropello de Twitter, que no protege a sus usuarios, sino que los amenaza y castiga? No sé de quién son los derechos del meme, pero «vamo a calmarno».

¿Van a suspender las cuentas de quienes publiquen un par de páginas de un libro? ¿Van a suspender las cuentas de quien comparta apartes de un poema? ¿Van a suspender las cuentas de quienes reproduzcan artículos de prensa? ¿El dulce pajarito va a perseguirnos, tea en mano?

El video que citan como responsable de mi suspensión ya fue desactivado por ustedes, así que me es imposible saber exactamente qué era. Solo queda el texto que lo acompaña.

Texto que dice: «cantan las estrellas de @LaLuciérnaga, @alexandramonto y @darcyquinnr». La fecha es 5 de agosto de 2018, cuando me parece, entre otras, que Twitter era más abierto y no tan aburrido y cavernario como hoy.

Apreciado (no del todo) Twitter: cuando se opera un canal informativo hay que tratar a los usuarios con educación y tacto. Aquí, cuando trinamos, no podemos ser fustigados como a Judah Ben-Hur en la galera romana.

Las redes sociales las hacemos quienes las utilizamos y si ustedes no nos tratan con justicia y delicadeza, la gente va a terminar perdiéndoles aprecio. Entiendan que ustedes son una herramienta. Un canal. Y si la herramienta agrede y maltrata, uno se aterra.

Ustedes existen gracias a nosotros. Cuídennos, respétennos. Ustedes son un negocio y nadie reclama de los negocios corazón, pero sí buen trato. Los clientes se espantan y «vuelan», pajarito, sin necesidad de que los suspendan.

Como me dijo un tipo grande, enorme, el actor Humberto Dorado, sobre los gigantes digitales: «¿Hasta dónde llega su poder con nuestra ‘vida digital’? ¿Tienen derecho a meterse para juzgarnos? ¿Tienen derecho a juzgarnos y condenarnos por el contenido de nuestros mensajes?»

«Aparte de la opinión, ¿tienen derecho a entrometerse en el contenido de nuestro pensamiento? ¿Son autoridades de justicia? ¿Pueden negociar nuestra información como Facebook en el escándalo de Cambridge Analytica?»

«Si es así, ¿por qué no hacen nada con los incitadores a la violencia, con los agentes de la guerra, con los adalides de la mentira, con la actual Memoria Histórica, con la adopción de métodos mafiosos desde la banca hasta el Congreso, pasando por las mafias de la salud, con los barones hereditarios de la droga, con los delitos de compraventa de votos contra la democracia (…)?». Muy dorado y brillante Humberto Dorado.

Digo, finalmente, que, entendiendo restricciones y derechos ajenos, seguiré trinando en libertad, haciendo uso del derecho de cita y con respeto profundo por los demás. Ya verá Twitter si decide suspenderme o bloquearme. Bien puede.

Mis principios no los fija Twitter. Mis posturas no se supeditan a las políticas de Twitter. Ni como particular, ni como periodista, obedezco a Twitter o a alguna otra empresa de redes.

Cabalgo en Twitter para llegar más rápido a la gente, pero no puedo permitir que Twitter, o cualquier otro canal digital, tome las riendas de mi vida. Si dejamos que el caballo lleve las riendas, nos habremos convertido en el caballo.

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