Cafeteros ahora o nunca
Epígrafe
“Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo”.Voltaire
Infortunadamente se necesitan incendios, terremotos, o grandes crisis para que las cosas cambien, se renueven o se remodelen. Eso está ocurriendo con la histórica agremiación del sector cafetero de los colombianos. Un gremio incrustado como el mejor en la historia patria, con grandes epopeyas de sacrificio y de respaldo a la economía y con errores y dineros dilapidados o malgastados en cosas diferentes a las del interés de sus caficultores.
El negocio del café durante los últimos 50 años, no solo ha beneficiado a presidentes, expresidentes, gerentes, políticos, comerciantes y banqueros, a quienes les han regalado los bienes del gremio, sino también a todos sus directivos, que a través de los años, han salido convertidos en socios de multinacionales del café, a quienes les vendían el grano bien barato, con el sofisma de tenerlos como clientes, otros se convirtieron en socios de empresas navieras, después de enterrar a la Flota Mercante, y otro socio propietario de una empresa aérea, después de enterrar a ACES y así sucesivamente y si no les paramos bolas a las tiendas Juan Valdez, terminarán en manos de unos pocos.
En varias ocasiones he solicitado que se constituya una comisión de la verdad, con auditoriainternacional, para saber a ciencia cierta, qué pasó con el dinero de los cafeteros, que hablaban con orgullo de sus grandes empresas como la Flota Mercante Grancolombiana, el Banco Cafetero, Papelcol, Concasa, Fiducafé, Almacafé, Agrícola de Seguros, Financaldas, Corfioccidente, Leasing Caldas, Granmar, Colombit Cía. de Inv, Comercafé, Caisa , Cafesalud y Aces. Y ojala esto se haga antes de que se pierdan los archivos y las contabilidades sobre todo de los multimillonarios fondos que se manejaban en el exterior.
El costoso informe de la misión cafetera, por 2 mil millones presentado por Juan José Echavarría, tiene análisis que aunque duela, son reales, y necesarios para actualizar el gremio.
Lo que no puede aceptarse es que para llegar a esa tecnificación propuesta se pase por encima de las más de 500.000 familias que vivimos del grano y que no aceptaremos ser obreros asalariados de los grandes tostadores y comercializadores del grano, que son a los que finalmente quieren proteger en la propuesta.
En estos momentos los cafeteros nos estamos jugando nuestra propia supervivencia y la de nuestras familias, por eso digo: ahora o nunca.