lunes noviembre 25 de 2024

Si el odio se midiera…

Por Esteban Jaramillo Osorio

Bogotá, 07 de marzo _ RAM_ Desata pasiones perversas el futbol. Con mensajes mafiosos alertan sobre nefastas consecuencias, si los resultados en el Once Caldas no mejoran.

El club vive cada partido tocado, nervioso y estresado, lo que incita a los violentos, perturba a los jugadores y al cuerpo técnico, pero ni cosquillas les hace a los directivos. Para ellos los plantones y las amenazas no importan.

A la hora de buscar y encontrar responsables, los futbolistas no tienen la mayor cuota. Dan lo que pueden dentro de sus limitaciones técnicas.

Luchan y corren, pero la ausencia de gol y el desesperante porcentaje en pases sin lucidez creativa, los lanza a los depredadores críticos.

En ocasiones el Once asoma la cabeza con algunos destellos de futbol, pero la resolución de las jugadas frente a la red, se diluye por imprecisión o ansiedad.

Manifiesta es la incapacidad de los directivos para conducirse en crisis. No se reconocen los afectos institucionales ni el amor por el club y la ciudad, no hay motivación y sufren delirios de persecución. Fantasmas y enemigos ven en todas partes.

Lara aceptó que su equipo es corto, lo que dinamita las ambiciones, mientras decrece la aprobación desde la cúpula.

Algo va del amor propio, a la vitalidad competitiva; de   la ausencia de alternativas como soluciones, a la exasperación pública.

Cuando el dinero está por encima de los sentimientos y la visión institucional tiene miopía, la pasión por el equipo está a un paso de los odios desbocados.

Tanta similitud entre Castrillón, el presidente, y Cadena el de Cúcuta. Ambos por el mismo camino del negocio. Dinero, por lo menos, no pierden. Eso dicen.

Valioso el valiente punto conseguido ante el Deportivo Cali, porque, por la valoración de los jugadores, se jugó en desventaja. EJO.

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