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Murió “Chespirito” a los 85 años

28 noviembre, 2014 Farándula, Variedades

  En la tarde de este viernes murió el comediante Roberto Gómez Bolaños, de 85 años, conocido como “Chespirito”, quien interpretó legendarios personajes como el Chavo del Ocho, el Chapulín Colorado, el doctor Chapatin, entre otros.

El deceso ocurrió en Cancún, donde el también escritor vivió en los últimos años, debido a sus problemas de salud.

El periodista de TvAzteca Joaquín López-Dóriga, confirmó la información a través de su cuenta en Twitter: “Les confirmo: ha muerto Roberto Gómez Bolaños, Chespirito”.

El creador de los personajes de la popular serie “El Chavo del 8? comenzó su carrera entre 1960 y 1965 escribiendo guines para los programas de Cómicos y canciones y El estudio de Pedro Vargas de la cadena Telesistema Mexicana, actualmente Televisa. Pero fue en 1968  cuando inició su carrera como actor.

La fama del comediante y de sus personajes traspasó fronteras, convirtiéndose en un ícono en América Latina.

Su apodo proviene de una castellanización del vocablo inglés Shakespeare, y se lo puso el director de cine Agustín P. Delgado, quien consideraba a Roberto Gómez Bolaños un pequeño Shakespeare, de acuerdo con el sitio oficial del comediante.

Ómar Rincón, experto en televisión, escribió una semblanza de Roberto Gómez Bolaños.

Roberto Gómez Bolaños fue el creador de personajes como 'El Chavo del Ocho', 'EL Chapulin Colorado', el 'Doctor Chapatín', entre otros.

Roberto Gómez Bolaños fue el creador de personajes como ‘El Chavo del Ocho’, ‘EL Chapulin Colorado’, el ‘Doctor Chapatín’, entre otros.

América Latina celebra el legado de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito. Su valor: hacer reír, haber creado el único superhéroe de esta parte del mundo y convertirse en parte de la memoria colectiva de varias generaciones.

Se llamó a sí mismo Chespirito como un homenaje a Shakespeare, quien también fue entretenedor popular, pero que con el tiempo se convirtió en un ícono de alta cultura. Chespirito es un Shakespeare latino; uno que se está volviendo de culto-culto, porque sus historias no dan risa, sino que nos ponen frente a los grandes dilemas de nuestra latinidad: la torpeza en sus héroes, la astucia como creatividad pública, la locura como modo de sobrevivir, el vecindario como democracia, los niños de la calle como marca política. Chespirito nos hace reír todavía, pero de nuestros modos sublimes de sufrir como continente.

Se inventó el único superhéroe latinoamericano: el Chapulín Colorado, cuyo mayor heroísmo es luchar contra su propia torpeza y salir ganando: «Todos mis movimientos están fríamente calculados».

Un homenaje a los latinoamericanos que siempre nos la andamos dando de héroes para sobrevivir y luchar contra la falta de oportunidades; no es listo, no es ágil, no tiene superpoderes, solo cuenta con su astucia, que le permite inventar lo imposible en las sociedades populares: «No contaban con mi astucia» y «Lo sospeché desde un principio».

Vecindad disfuncional

Se inventó la risa infantil con El Chavo del 8: un vecindario de lo disfuncional latinoamericano en el que una niña se burla de su padre, una madre soltera tiene amante, un niño malcriado abusa de sus amigos, un capitalista explota a los vecinos, una señora mayor se dedica al chisme, una dama llama «chusma» a los pobres, un niño vive en un barril y no entiende nada del mundo porque se toma en serio el lenguaje.

El Chavo le asigna a cada palabra su significado literal y por eso sufre de la injusticia del mundo. Cuestiona a la sociedad y nuestras relaciones de poder y amistad haciendo que el lenguaje signifique. Nos produce risa hacer que las palabras valgan.

Se inventó el humor de lo simple con el Dr. Chapatín y Chaparrón Bonaparte. Este es una oda a la amistad verdadera, esa que nos permite pensar que todo es posible, esa amistad que reconoce debilidades y en lugar de criticar da querencias, alabanzas, utopías. Una amistad que se reconoce perturbada: «Chaparrón, ¿sabías que la gente dice que tú y yo estamos locos?».

Un par de amigos que ve el mundo en su modo cómplice de «dígame licenciado».

El delincuente dulce

Se inventó el ser latino en el Chómpiras, Vicente Chambón, El Chanfle y muchos más personajes que recreaban esos modos extraños de ser latinoamericano: formas del subsistir que van del delincuente dulce al periodista tonto y al jugador perdido.

Y qué actor que era don Roberto. Ahora que los canales de América Latina hacen negocio con sus personajes, intentaron hacer un programa de «homenaje» a Chespirito y resultó de «agravio»: por lo menos el de RCN estaba ‘hecho con las patas’, sin amorcito ni ganas. Pa-té-ti-co el programita. Solo era otro motivo de hacer billete.

«Es que me dio cosa» recordar a don Roberto Gómez Bolaño y sus herencias de lenguaje: «No te doy otra no más porque mi abuelita fue trapecista, cirquera, campeona de tiro al blanco» (Don Ramón); «No me simpatizas» (Quico); «Es que no me tienen paciencia» (El Chavo); «Vámonos, tesoro, no te juntes con esa chusma» (doña Florinda), «Pa’ qué te digo que no si sí» y «Como digo una cosa digo otra» (Chimoltrufia).

¡Gracias, Chespirito!
ÓMAR RINCÓN

La vida de  'Chespirito', en imágenes

La vida de  'Chespirito', en imágenes

La vida de  'Chespirito', en imágenes

La vida de  'Chespirito', en imágenesLa vida de  'Chespirito', en imágenes

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