lunes noviembre 25 de 2024

Eduardo Galeano y una anécdota trivial

Por José Alejandro Vanegas Mejía

BOGOTA, 10 diciembre,2021_ RAM_ El periodista y escritor Eduardo Galeano (Montevideo 1940-2015) es autor de una obra muy conocida entre los latinoamericanos: «Las venas abiertas de América Latina» (1971). Es un documento que denuncia la sumisión de nuestros países frente a la explotación de las grandes potencias mundiales.

Eduardo Germán María Hughes Galeano ha publicado muchas obras interesantes. Si se profundiza  en  el  sentir  de  este  pensador  sudamericano,  se  verá  cómo  gran  parte  de  su producción  se  estructura  alrededor  de  la  justicia  o,  más  bien,  de  la  injusticia  social.

No podemos  soslayar  el  hecho  de que  Galeano  recibió  en Suecia,  el  19  de  mayo de  2010, el Premio Stig Dagerman, en reconocimiento a su trabajo literario. Se dice que  este galardón equivale a un «premio Nobel Rebelde».

Galeano estuvo en Santa Marta y permaneció en esta ciudad solo un día. Para nosotros, integrantes  de  un  incipiente  taller  literario,  no  podía  pasar  inadvertida  la  presencia  del uruguayo que, con el respaldo de su inmenso acervo cultural, exponía sus ideas acerca de la explotación centenaria de nuestro subcontinente. No era posible, en fin, dejar de asombrarse ante la figura de un crítico que se atrevía a decir: «El Banco se llama Mundial, como el Fondo Monetario se llama Internacional, pero estos hermanos gemelos viven, cobran y deciden en Washington.  Quien  paga,  manda;  y  la  numerosa  tecnocracia  jamás  escupe  el  plato  donde come. Siendo, como es, el principal acreedor del llamado Tercer Mundo, el Banco Mundial gobierna  a  nuestros  países  cautivos,  que  por  servicio  de  deuda  pagan  a  sus  acreedores externos 250 mil dólares por minuto; y les impone su política económica en función del dinero que concede o que promete. No hay manera de apagar la sed de esa vasija agujereada: cuanto más pagamos, más debemos, y cuanto más debemos, mejor obedecemos…»

Veamos  dos  de  sus  famosas  frases:  «El  mundo  se  divide,  sobre  todo,  entre  indignos  e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar». «Quien no está preso por la necesidad está preso por el miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen».

¡Galeano  en  Santa  Marta!  Era  un  acontecimiento,  un  motivo  de  satisfacción  tenerlo  a nuestro  lado  en  esa  fecha  memorable.  Entre  sus obras,  además  de  «Las  venas…»,  están:

«Violencia y enajenación» (1971), «Crónicas latinoamericanas» (1972), «Vagamundo» (1973), «Memorias del fuego» I, II y III (1982-1986), «Las caras y las máscaras» (1984), «El siglo del viento» (1986)», «Nosotros decimos no» (1989), «Las palabras andantes» (1993), «Úselo y tírelo» (1994), «Carta al señor Futuro» (2007)». Dos libros famosos de Galeano son «Su majestad el fútbol» (1968) y «El fútbol a sol y sombra» (1995). También es autor de «Manos arriba» y «La canción de nosotros».

Lo  esperamos  en  el  aeropuerto.  Cuando  descendió  del  avión  y  ocupó  el  lugar  que  le brindamos para transportarlo hasta el centro de la ciudad, apagó el cigarrillo que acababa de encender  y  nos  dio  una  lección  de  humildad:  «La  ley  es  para  todos»,  dijo,  señalando  el imperativo  anuncio  que  yo  había  colocado  pocos  días  antes:  «¡No  fume  dentro  de  este vehículo!». Aquella mañana de abril, frente al visitante vestido deportivamente, con sudadera y  suéter  cuello  de  tortuga,  pensamos  en  el  momento  que  estábamos  viviendo.  El  escritor  seguía  para  Marruecos,  donde  dictaría  una  de  las  tantas  conferencias  que  atiborraban  su agenda personal. Hoy, cuando el tiempo se ha encargado de mostrarnos a Eduardo Galeano en  su  verdadera  magnitud,  sentimos  gran  satisfacción  al  atesorar  esta  anécdota  ocurrida durante su breve paso por Santa Marta, nuestra ciudad.

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