miércoles julio 17 de 2024

El alfabeto Braille, Tomás, Toñi y yo

Alfabeto Braille

Dedicado a Toñi, quien me enseñó a ver con los ojos del alma cuando me dio en una cartilla el alfabeto Braille.

Jairo Fernando Valencia

Sevilla, España, 16 junio de 2022_RAM_ Existen personas que no pasan inadvertidas y otras que por donde van dejan huella: como Tomás y Toñi.

Lo primero que me impresionó de él fue su resiliencia. De ella me epató su amabilidad. Por eso, cuando Toñi me dijo que escribiera algo de mí o de mi país, no pude decir que no y de ahí nació esta nota.

Soy de un pueblo colombiano incrustado en una montaña de los Andes, en la cordillera central, llamado Chinchiná, en honor a un cacique indígena asentado en esa región. Pero no nací allí, vine al mundo al otro lado de los Andes, en la cordillera occidental, su nombre Sevilla (Valle), como la Sevilla de Andalucía en España, donde por esas cosas, designios de Dios, hoy vivo.

Tal y como he escuchado por ahí, uno no es de donde nace sino de donde se hace; y yo me considero ciudadano del mundo.

Pero volvamos a Chinchiná y ubiquémonos en 1975. Ya tenía yo 14 años, y como los muchachos de la época, algunos nos juntábamos para pasar el rato. Entre esos “pelaos” uno era el ciego Tomás. Con él aprendí a ser inclusivo, porque los niños fuimos inclusivos sin saberlo, pues esa palabra no estaba de moda.

Hoy, una de las maneras de considerar si alguien es inclusivo o no, lo determina el uso o no, de nuevas palabras como: elles, chiques, compañere, amigues, todes que en ocasiones lo que hacen es tergiversar el lenguaje. Particularicemos en el caso de todes, expresión innecesaria, pues ya existe el adjetivo todos, palabra que se explica sola. Porque, todos, incluye todos los géneros. Respeto al que al respecto piense lo contario, eso también es ser inclusivo.

Mi amigo, el ciego Tomas, recitaba a menudo la siguiente oración: “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Atribuida a René Descartes, pero que parece ser de la escritora británica Evelyn Beatrice Hall..

Recordando a Tomás y a Toñi, me atrevo a decir que más que nuevas o viejas palabras, inclusivo, son hechos reales y prácticos. Como que en los restaurantes la carta también este en Braille, que en las escuelas y colegios se enseñe a videntes y no videntes el alfabeto Braille.

Que no sea necesario ser sordo o mudo para saber el lenguaje de signos. ¿Es eso ser inclusivo? ¡Pues yo creo, que sí! Eso es ser inclusivo y no tanta palabrería.

El ciego Tomás ayer y Toñi hoy, me enseñaron a ser inclusivo. Me motivaron, me inspiraron a buscar en el conocimiento la empatía por el otro.

Gracias a Tomás aprendí a llorar menos y a luchar más. Y por supuesto, a Toñi, gracias a ella me aventure a escribir este texto en alfabeto Braille.

Con todo respeto.

Jairo Valencia.

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