El encanto de Caño Cristales, la colorida joya del ecoturismo colombiano
Jeimmy Paola Sierra
La Macarena, 17 jul (EFE).- El majestuoso río en el que Mirabel y su abuela Alma sellaron su reconciliación en la película «Encanto» exhibe con mayor intensidad sus colores para afirmarse como una joya de ecoturismo en Colombia con un potencial aún por explorar entre sus cristalinas aguas y mágicas algas.
La cinta de Disney se queda corta ante la belleza de Caño Cristales, el arcoiris derretido que alberga el Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, que esta temporada ya ha abierto sus puertas para recibir a unos 14.000 turistas, la tercera parte de ellos extranjeros, de acuerdo con los cálculos de Cormacarena.
«Es una maravilla. Si me hubiera muerto sin conocerlo, me dolería», expresó a Efe Cleiser Roa, una turista que caminaba cerca a «Los ochos», unos llamativos pozos circulares que solo «había visto en comerciales» y la zona predilecta para fotografiarse.
Después de superar la pausa por la pandemia y de asomar con algo de timidez en 2021 para recibir apenas 6.338 turistas, volvieron a brillar ante el público, con la complicidad del sol y la lluvia, los tonos fucsias, rojos, verdes y amarillos que provee la peculiar planta acuática «Macarenia clavigera», que se muestran entre las formaciones rocosas por donde corre el agua.
El «río de los siete colores», que entre junio y noviembre luce sus mejores trajes, coquetea con decisión dentro de una apuesta local y nacional por convertirlo en un “destino fundamental” para cualquier turista nacional e internacional, dijo a Efe el viceministro de turismo colombiano, Ricardo Galindo.
“Acá hay un potencial increíble”, acotó tras igualar la experiencia a las ofrecidas en lugares tan místicos como Machu Picchu, en Perú.
Este “paraíso increíble y destino verde”, que permaneció oculto por medio siglo de conflicto armado, puede representar para el municipio de La Macarena, en el departamento del Meta, un turismo de “altísimo nivel, sostenible y de clase mundial”, según el funcionario.
Lo que en otrora fue reconocido como el balneario de la desmovilizada guerrilla de las Farc, hoy se muestra al mundo como un remanso de paz, en el que la cultura llanera, con el sonido del arpa y el zapateo del joropo, se mete por los poros de los visitantes.
El premio mayor está cuando, después de recorrer senderos ecológicos y de descubrir la biodiversidad, se topan con las aguas cristalinas de una de las maravillas naturales de Colombia, en un territorio en el que habitan 737 especies de aves, 245 especies de peces, 39 especies de anfibios y 68 reptiles.
“Para nadie es un secreto que esto fue zona guerrillera. A pesar de que tuvimos un tiempo conflictivo, en este momento vivimos una vida muy tranquila”, aseguró a periodistas Leydi Aguilar Quiroga, miembro de la Asociación Gremial de Guías Turísticos Naturaleza Viva Sostenible (Asonavis).
Turismo que transforma vidas
La expedición para encontrarse con Caño Cristales, por sí sola, merece la pena. El viaje en lancha por el río Guayabero, donde las postales del atardecer son un festín para los ojos, muestra la exuberancia de la vegetación de un lugar donde confluyen la Orinoquía y la Amazonía, además de guardar relatos sobre esos años de violencia y de cómo el turismo empezó a transformar la vida de los pobladores.
Luego llega el tramo en camioneta, que viene antes de la caminata, por una vía construida por la extinta guerrilla.
Cuando aparecen los senderos ecológicos se comienza a disfrutar de cascadas, en un paseo guiado por la “interpretación histórico-cultural” de los guías y lugareños, comentó a Efe Kreyssig Abaunsa, biólogo del Parque Nacional Sierra de la Macarena, quien destacó los caminos con mitos y leyendas, y los que albergan arte rupestre.
Si bien Caño Cristales se lleva gran parte del protagonismo y es el objetivo principal de los turistas, las posibilidades son infinitas: senderismo, baño en piscinas naturales, avistamiento de aves y cabalgatas ecológicas hacen parte de la oferta, que incluye visitas a atractivos como El Mirador, Cristalitos, Caño Cajuches, la Cascada de los Cuarzos y el Tapete de Algas, pequeños paraísos que realzan aún más al escenario.
En el hotel en el que trabaja, en el pueblo de La Macarena, Ingrid Sierra ha recibido en los últimos días turistas de Estados Unidos, Bolivia y Venezuela. Todos le preguntan por “el río más hermoso del mundo”, un lugar al que paradójicamente visitó por última vez hace 20 años, cuando estaba oculto para el resto del país y el mundo.
“Podíamos bañarnos donde queríamos, ahora restringen más porque hay que cuidar las algas”, contó a Efe la recepcionista.
El alcalde de La Macarena, Herminson Cárdenas, ve en el turismo una “gran oportunidad” para este municipio de 32.000 habitantes. Lo percibe como la actividad legal que traerá el desarrollo que necesitan sus comunidades.
“Los que habitamos este terruño estamos construyendo paz, estamos construyendo proyectos de vida”, afirmó Cárdenas sobre ese lugar de exuberante belleza, que tiene en Caño Cristales a uno de los destinos más llamativos de Colombia, al que le elevó su brillo la familia Madrigal cuando mostró sus colores en la laureada película de Disney. EFE