La olla raspada
«Tarea ardua espera a María Isabel, en medio de la austeridad, por la reducción drástica a su presupuesto, los intereses políticos que la rodean, con los dirigentes del futbol a la expectativa y los deportistas esperando que no los vaya a defraudar».
Con la olla raspada recibió el Ministerio del deporte María Isabel Urrutia por la asqueante costumbre de «feriar» contratos en los cierres de gobierno, a la que no escapó su antecesor Guillermo Herrera, quien pasó sin hacer ruido por su corroborada desconexión con el deporte.
Son garantía en su llegada al cargo, su origen como atleta sin recursos económicos, su condición impecable como campeona mundial y olímpica, su formación en las aulas, su experiencia como congresista y su identidad con los objetivos del presidente Petro, empeñado en llevar el deporte, como debe ser, a las zonas aisladas, a la Colombia profunda y a los niños sin recursos para alejarlos de la criminalidad.
Incluye su tarea el compromiso de los Juegos Nacionales, programados en el eje cafetero, atascados, con buenas intenciones, pero sin avances optimistas, por la decidia malintencionada de las autoridades nacionales salientes y por los lentos trámites para gestionar los recursos asignados.
En sus declaraciones, sobre el tema, no acepta incertidumbres, aunque conoce muy bien el riesgo que la cita nacional atlética afronta para cumplirse en las fechas programadas.
Incluye María Isabel, en su agenda, el futbol femenino, reclamo multitudinario de los hinchas y de las deportistas.
Pero, a pesar de su esfuerzo para destinar aportes el próximo año y su empeño por lograr patrocinios de empresas no oficiales, ha corroborado que difícil resulta el montaje de una liga de categoría, por la inviabilidad deportiva. No hay suficiente material humano, en cantidad y calidad, para hacerla atractiva. Todo debe marchar paso a paso, como ocurrió con el futbol masculino profesional, en su lento progreso año tras año. Lo que no implica desinterés para ponerla en marcha.
Tarea ardua espera a María Isabel, en medio de la austeridad, por la reducción drástica a su presupuesto, los intereses políticos que la rodean, con los dirigentes del futbol a la expectativa y los deportistas esperando que no los vaya a defraudar. Con escrutinio con lupa a sus colaboradores, para evitar las vías indecentes del dinero, el reto de superar a sus antecesores con adecuada gestión y la obligación de activar los mecanismos de control.