Frida Kahlo y Diego Rivera, representantes de nuestra América
José Vanegas Mejía
El 6 de julio del 1907 nació en Coyoacán, México, la pintora que desarrolló una técnica muy personal conformada por elementos expresionistas y surrealistas con centro en temas autóctonos mexicanos. Su verdadero nombre era Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón.
El espíritu rebelde de Frida Kahlo se advierte en un detalle que podría no ser importante pero que para ella significó la primera manifestación de su temperamento indomeñable: aunque nació en 1907, siempre afirmó que había venido al mundo en 1910, para coincidir con la fecha de iniciación de la Revolución mexicana. El padre de Frida era Guillermo Kahlo, fotógrafo judío de origen alemán. Su madre, en cambio era mexicana y se llamaba Matilde Calderón.
Frida sufrió poliomielitis desde los tres años y a lo largo de su vida padeció enfermedades, lesiones y accidentes; el último de estos percances ocurrió en 1925 y le dejó afectada la columna vertebral. Antes, en 1922, había entrado a la Escuela Nacional Preparatoria de México y en 1925 aprendió la técnica del grabado. El año siguiente pintó su primer cuadro, un autorretrato en el que expresa sus reacciones emocionales causadas por su desgracia personal.
En esa época conoció al pintor Diego Rivera (1886-1957); con él frecuentó los círculos artísticos de México y más tarde, en 1929, se casaron. Ambos pertenecieron al partido comunista. Esta circunstancia los llevó a brindar alberque en México al líder ruso León Trotski (1869-1940), asesinado en ese país por el espía Ramón Mercader. Aunque al margen de la vida artística de Frida, es necesario mencionar el supuesto romance que la unió al caudillo ruso.
La pintora plasmó en múltiples cuadros la amargura por su postración física, la cual no le permitió tener hijos. Sin embargo, superó en parte su inmovilidad y logró caminar. Continuó con su cuerpo destruido por causa del accidente automovilístico.
La vida de Frida Kahlo y su obra están unidas a la de Diego Rivera, el gran muralista nacido en Guanajuato, fundador con José Clemente Orozco (1883-1949), David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y otros pintores, del Sindicato de Pintores, del cual arrancó el muralismo mexicano. Diego Rivera revalorizó las raíces indígenas y el espíritu revolucionario con un estilo monumental y colorista. Son famosos sus murales en la Escuela Nacional Preparatoria y en el Palacio Nacional. Pero, hablando de Frida, su obra adquirió un gran valor, advertido por el poeta surrealista André Breton (1896-1966), quien organizó en París una exposición con los cuadros de la artista mexicana, en 1939.
Frida, como alumna y luego como esposa de Rivera encontró en el pintor el apoyo necesario para plasmar el sentimiento nacional que la poseía, coherente con el pensamiento de José Vasconcelos (1882-1959) y sus postulados relacionados con la ‘Raza cósmica latinoamericana’.
Sobre Frida Kahlo se ha escrito mucho y su historia se ha llevado al cine. Pero no se destaca con suficiente énfasis la importancia que tiene su mensaje de vida para los latinoamericanos. Su comportamiento rebelde es consecuente no solo con el ideario de Vasconcelos sino con la visión de mundo de los mexicanos Alfonso Reyes y Carlos Fuentes, entre otros pensadores de la nación azteca. A su muerte, ocurrida el 13 de julio de 1954, su féretro fue cubierto con la bandera del partido comunista, lo cual causó revuelo en el gobierno mexicano.
Sin embargo, el pueblo desfiló frente al ataúd de la artista y acompañó en forma masiva sus restos hasta el sitio de cremación. Diego Rivera murió tres años más tarde; ya había legado al Estado la casa donde vivieron, en Coyoacán, convertida hoy en el famoso Museo Frida Kahlo.
Pensar en esta sufrida representante de nuestra debe ser un motivo para reconciliarnos con lo terrígeno latinoamericano. Queda la impresión de que no la hemos valorado suficientemente.