La puerta de los sustos
Esteban Jaramillo Osorio
La puerta de los sustos se abrió para el Once Caldas desde el comienzo del partido con Huila, por el extremo izquierdo defensivo, donde Jáider Riquett, actuaba improvisado y sin recursos.
Faber Gil, un jugador de 28 años, sin suceso en sus antecedentes, de buen presente en Huila, lo bailó de principio, a fin hasta su expulsión.
Ni él ni Celis, su respaldo, debieron ser titulares.
Al contrario, reclamaron sustitución cuando el panorama se hizo oscuro, pero los técnicos no advirtieron sus deficiencias. Roto el guion, no lograron recomponerlo.
El Once dejó de ganar con comodidad y pasó a perder con sufrimiento.
Desfilaron las opciones de Lemus, Dayro, Pajoy, Sherman, Miranda y Cardona, sin acierto y se multiplicaron los errores de los defensores.
Para aumentar la desgracia, Gerardo Ortiz, en el pasado golero seguro, acusó su falta de continuidad y, nervioso, hizo “la ola” en un inofensivo centro, lo que cambió de manera rotunda la historia del partido.
Con el dominio de la pelota, el Once generó futbol evolutivo; tocó hacia el frente, en la parte alta de la zona media, comprometido en la transición, lenta pero creativa.
El gol de apertura fue una jugada maravillosa. Digna de otros tiempos. Todos, a excepción de Celis e incluido el portero, tuvieron que ver con la pelota. 17 contactos, con penúltimo y milimétrico pase de Sherman al vacío, buscando a Miranda a quien encontró perfilado, con asistencia perfecta para Dayro Moreno. Gol de categoría.
Con Miranda en leve mejoría y Lemus buscando el gol sin acierto, Dayro esta vez no fue un viajero solitario, refunfuñón, como en partidos anteriores. Solo una vez perdió los papeles.
Pero, el contraste estaba en la recuperación y en los espacios concedidos en zonas defensivas. Cada actuación era un barullo especialmente cuando Britos, el argentino del local, tocaba la pelota. Los zagueros del Once, le hicieron corte de honor en los dos goles conseguidos.
Se aprecia la voluntad de los entrenadores de introducir variantes, pero, para ello, requieren el compromiso de los intérpretes. Profundas son las grietas cuando no se hace uso de la pelota y maldita la herencia de quienes armaron el equipo.
Tiempos estos con pasajes tormentosos, recuerdos y nostalgias. De incomprensión y críticas.
Especialmente al ver que Ramiro Sánchez, el guardameta, a pesar de sus 39 años es figura en Unión Magdalena; Jhon Freddy Salazar es goleador influyente en Rionegro, Torres es jugador destacado en Santa Fe y en la juvenil y Deossa, ya es estrella de Nacional. A excepción de Torres, Bogotano, todos de esta tierra. Qué miopía. No los vieron. Esteban J.
Twitter: @estejaramillo