Los suicidas de Gaza
Andrés Hoyos
La gente de Hamás casi con seguridad calculó mal sus ataques del sábado 7 de octubre en Israel, MUY MAL. ¿Otro suicidio colectivo por el estilo del de Numancia? Puede ser.
Israel, pese a que su inteligencia lució del todo incompetente a la hora de prever el ataque masivo, va camino de tomarse a sangre y fuego la Franja de Gaza, como mínimo. Dependiendo de la reacción, podría seguir con Cisjordania y si desde el Líbano los militantes de Hezbolá cruzan la frontera y atacan, después se metería allá también. ¿Irán intervendrá militarmente? Entonces habría una guerra en todo el Medio Oriente. Esto último todavía no es probable, entre otras razones porque uno no cree que Irán se arriesgue a ver destruidas sus cuatro refinerías.
Israel puso 600 muertos al comienzo y le tomaron por lo menos 100 rehenes. Sin embargo, los muertos van a aumentar mucho en los próximos días, sobre todo del lado de los palestinos, dado que de un modo u otro Israel va a mantener controlada y bombardeada la franja de Gaza. Claro que el Estado judío también pondrá más muertos por el camino.
Hay quienes dicen con dolor que se viene una guerra larga y sangrienta. Sin embargo, no se debe olvidar que Israel nació como consecuencia de la II Guerra Mundial, mientras que los palestinos han vivido en guerra desde hace más de medio siglo. La propia zona donde están situados estos países lleva décadas de intenso conflicto. Una comparación rápida nos dice que el caso no es para nada semejante a lo que pasa en Ucrania. Allá la guerra puede durar, que sé yo, cinco años, siete, diez como máximo, mientras que en el Medio Oriente se nace, se vive y se muere con enemigos belicosos y armados a la puerta de la casa. Para hacer una analogía más cercana, deberíamos remontarnos al siglo XVII europeo con sus largas guerras de religión. Este último elemento hoy reiterado lo hace todo más irresoluble. Cuando algún dios está involucrado en una guerra, la paz se vuelve casi imposible. No por otra razón Hamás realizó la invasión el día del Sabbat, sagrado para sus enemigos.
No voy a fingir que me alegra la posición de poder en la que todo esto coloca a un personaje que de tiempo atrás me disgusta: Benjamín Netanyahu. Él andaba atareado en el proyecto de desbaratar la frágil y racializada democracia de su país. Ahora, apenas supere la emergencia, podría ir más lejos, cortesía de Hamás y, por extensión, de Putin, quien ha alentado el radicalismo islámico de la zona. Por lo que valga, yo pienso que nada de esto le ayuda al régimen ruso en lo más mínimo.
La radicalización de estos casos es más o menos inevitable, pues uno sospecha que los moderados de lado y lado irán emigrando a países más tranquilos, dejando atrás apenas a los que están dispuestos a matar o morir. ¿Se llegará a un arreglo aceptable para las mayorías algún día? Ojalá, aunque por ahora no se vislumbra ni siquiera la vía.
Terminemos diciendo que, para despistado en el asunto, el presidente colombiano Gustavo Petro. ¿Que se han cometido grandes injusticias históricas contra los palestinos? Cierto, pero Hamás de tiempo atrás es un grupo terrorista, que está muy lejos de representar a todo ese pueblo. Pasados unos meses, lo más posible es que la franja de Gaza deje de existir, lo que volverá todavía más irresoluble, si cabe, el problema de la antigua Tierra Santa, le guste o no a Petro.