La peligrosa inercia de los tiempos presentes
Andrés Hoyos
No ya en Colombia, sino en el resto del mundo, hay en la actualidad una serie de tendencias que de imponerse en sus respectivos ámbitos podrían causar cataclismos de variada intensidad. Sobra decir que nadie nos consulta a los de a pie sobre ellas ni nos ofrecen opciones de votar o influir en un sentido u otro.
A ver, la guerra de Ucrania entró en su tercer año sin resolución a la vista. Los europeos han dicho con claridad que van a ayudar mucho más al país invadido –pese a que Alemania nada que aporta los famosos misiles Tauros que Zelenski necesita–, pero es cierto que Putin ha tenido avances, a un costo gigantesco, y Ucrania reveses importantes e inocultables. Esta encrucijada depende en buena parte de otra encrucijada endiablada que nos asedia: las elecciones en Estados Unidos. Allá la opción será entre dos viejos, uno de ellos, Biden, liberal y más que todo progresista, enemigo de Putin, mientras que el otro, Trump, sería una catástrofe potencial, no ya para Ucrania, sino para el propio país elector. ¿Hay algo podrido en el reino americano? Lo sabremos el 5 de noviembre. Por fortuna, Biden dio un aldabonazo fuerte durante su reciente discurso el estado de la Unión, el cual ojalá se refleje de forma positiva en las encuestas que vienen.
Unos cuantos miles de kilómetros al sur de Ucrania se juega una partida que no tiene salida por ningún lado. El régimen de Netanyahu, extremista por donde se lo mire, tiene de enemigos nada menos que a Hamas y a Hezbolá, ambas organizaciones del fundamentalismo islámico, antidemocrático por definición. Ergo, habrá miles y miles de muertos, más palestinos que israelitas, dado el mayor poder de fuego del Estado de Israel. Sigmund Freud, judío por todos los lados, decía con dolorosa lucidez lo siguiente: “No creo que Palestina pueda convertirse alguna vez en un estado judío y que los mundos cristiano e islámico alguna vez estén dispuestos a ver sus lugares sagrados bajo control judío. Me hubiera parecido más sensato fundar una patria judía en una tierra menos cargada de historia”. Los sionistas no le hicieron caso.
A medio mundo de distancia, en Venezuela, nuestro país vecino, se juega también una partida importante, la cual en caso de tener un resultado aceptable o hasta bueno, algo que no se ve fácil, lo habrá sido en parte cortesía de la CPI, que puso subjúdice a Maduro. Aún no se sabe si la oposición tendrá éxito a la hora de hacerle el quite a la inmoral e ilegal inhabilidad que le decretaron a María Corina Machado, pero opciones hay.
En el resto de Suramérica, el vaivén no promete ser tan dramático, aunque vaya que hay populistas en el poder, por ejemplo, aquí en Colombia. Lentamente se siguen cocinando reformas poco convenientes y la economía no promete nada bueno para el régimen. Subiendo un poco en el mapa, vienen las elecciones de México, en las que lo más probable es que gane Claudia Sheinbaum, la candidata de AMLO, si bien se anuncian como las más sangrientas en muchos años. Y ojo, que nos falta hablar de los mafiosos sanguinarios de Haití, por el estilo del expolicía Jimmy Barbecue. El país está al borde del colapso y podría muy pronto sufrir una hambruna. No se ve quién intervenga, habida cuenta del poco apetito que hay para ello en el tradicional candidato, Estados Unidos.
En fin, vienen tiempos riesgosos, si bien no se anuncian colapsos inminentes. Eso sí, habrá que estar muy atentos.