martes julio 16 de 2024

Nicanor Restrepo Santamaría

Su mente universal capaz de interpretar el mundo, su contacto con la realidad y su creatividad hicieron que fuera reconocido como líder indiscutible del sector privado y público.

Algunos dicen que hay personas que no deberían morir, pero quien sabe vivir no necesita más tiempo porque sabe trascender en su legado. El doctor Nicanor Restrepo Santamaría, como firmaba él, fue un privilegio de 73 años en los que se convirtió en la brújula intelectual y moral de varias generaciones. Son ellas hoy las que tienen la oportunidad de reconocer y profundizar en su legado para honrar con dignidad su memoria.

Su vida giró en torno al amor por la palabra: leerla le dio el conocimiento; reflexionarla le formó el pensamiento, las ideas y la sabiduría; escribirla le permitió imaginar; hablarla lo convirtió en líder; y vivirla con coherencia y convicción lo hizo libre.

Quienes lo conocen bien coinciden bellamente en los atributos con que le definen: espíritu libre, analítico, coherente, firme, imaginativo, global, sensible, tolerante, justo, sencillo y generoso.

Su mente universal capaz de interpretar el mundo, su contacto con la realidad y su creatividad hicieron que fuera reconocido como líder indiscutible del sector privado y público, centro de inspiración y consejero del poder.

Para su familia, su valor más preciado, estaban las anécdotas, metáforas y sentido del humor. En sus cajas de recuerdos estarán las poesías, las tertulias, los paseos y las fotos sencillas como estudiante de Sociología en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, con mochila y en bicicleta por las calles de París, pero ante todo, su bella, escasa y sutil sonrisa.

Gobernador de Antioquia en el mandato del presidente Betancur, miembro del Consejo Nacional de Paz en el periodo del presidente Pastrana y consejero en asuntos de paz del Gobierno del presidente Santos.

Este empresario, líder por 20 años del Grupo Empresarial Antioqueño consideraba que la administración es un reconocimiento permanente del sentido común, pero que se debería ejercer desde el deber ser: “La ética tiene que estar siempre por encima de cualquier negocio. Estas empresas nunca se arrodillaron frente a la adversidad, frente a las tentaciones o ante el terror de los dineros del narcotráfico. Solo a través del más estricto cumplimiento de los valores éticos se puede permanecer en el campo de los negocios”. Nicanor Restrepo fue el hombre que en los momentos más difíciles de Colombia se quedó con su familia y colegas en el país, expuestos al riesgo, comprometidos y construyendo un nuevo destino.

El Colombiano fue su casa. Fue integrante de la Comisión Asesora de Paz de la Dirección, ganador del Premio Colombiano Ejemplar en el 2003 y Director por un día el 6 de febrero del 2013. En ese entonces, en las tertulias con la redacción, discutió horas sobre el eje de su edición que dedicó al tema de la paz. ¿Por qué será que el mundo no descansa?, nos repetía.

En el editorial con su firma ese día reflexionaba sobre el proceso de paz: “Esta oportunidad de poner fin al conflicto interno mediante una negociación política, quizás la última en muchos años, hay que cuidarla y preservarla con especial persistencia para evitar ser condenados a soportar de nuevo cientos de miles de muertos y a sacrificar las oportunidades de crecimiento humano y económico”. Y añadió: “Aparece el tiempo como elemento que transcurre en forma perturbadora, pero contra ello solamente caben la confianza, fortaleza, persistencia y paciencia”.

¿Por qué será que el mundo no descansa? Aún nos seguimos preguntando. Quizás si las palabras que el doctor Nicanor amó se pensaran y hablaran llevando la verdad, con la misma transparencia con que él lo hizo, podríamos llegar a acuerdos sobre lo fundamental y perder el miedo a lo desconocido. Mientras tanto, nuestro querido líder debe saber que su vida nos ha puesto un paso más cerca de la meta.

En paz descanse, Señor de Señores.

EL COLOMBIANO/EDITORIAL

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