Con la renuncia de Pretelt no alcanza
La Constitución de 1991 creó dos instituciones muy apreciadas por todos los colombianos, la Acción de Tutela y la Corte Constitucional. La tutela porque es un recurso de fácil acceso para que cualquier persona haga valer y respetar sus derechos fundamentales. La Corte porque como tribunal de cierre de la tutela ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de miles de personas dando plena vigencia a derechos fundamentales como la igualdad y la privacidad. O al proteger a los ciudadanos frente contra la discriminación o los abusos del sistema de salud para citar un par de ejemplos.
Pero esa credibilidad y confianza ciudadana en la tutela y la Corte están a punto de romperse.
El caso Fidupetrol ha permitido a los ciudadanos darse cuenta de que la tutela no es para todos por igual y que los magistrados del tribunal constitucional están prestos a escuchar y obedecer a los intereses de los poderosos de siempre que pueden pagar costosos abogados no sólo para seleccionar las tutelas que revisan, sino para dictar providencias sobre medida.
La renuncia, por todos exigida y esperada, de Jorge Pretelt no alcanza para tapar lo que el escándalo “FiduPretelt” sacó a la luz pública. Magistrados que violan su propio reglamento al reunirse con abogados interesados en los procesos que adelanta el tribunal. Especialmente exmagistrados del mismo tribunal.
Tráfico de influencias, nepotismo, intercambio de favores, cargos que se heredan a esposas, hijos, familiares o magistrados auxiliares. Papelitos que ruedan para acomodar fallos y abrir puertas.
Interminables juegos de poder cuyas ramificaciones se extienden a la Fiscalía, la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría y las otras “altas cortes” llamadas así no por la altura de sus fallos y sentencias, sino por lo alto de los precios que cobran a quienes están dispuestos a pagar por sus favores.
Si Colombia fuera un país serio no se conformaría con la renuncia del magistrado Jorge Pretelt. Exigiría la renuncia de toda la Corte Constitucional. Sería bueno hacer borrón y cuenta nueva a ver si logramos salvar la Corte y la Acción de Tutela. Las últimas dos instituciones de Justicia que conservan una pizca de credibilidad y de confianza.