Reflexiones sobre los días finales de Chávez
CONTRAPLANO
Por Orlando Cadavid Correa
Después de leer ‘Gabo y Fidel, el paisaje de una amistad’, de los escritores europeos Angel Esteban, (español), y Stephanie Panichelli, (belga), cabe preguntar si el Nobel Gabriel García Márquez tendrá bien guardada en su disco duro información privilegiada sobre la enfermedad, agonía y muerte del presidente venezolano Hugo Chávez.
Al advertir la insistencia que le pone el binomio autor del libro, en sus 341 páginas, al concepto, según el cual, en la isla de Cuba no hay secreto de estado que no conozca el gran fabulador de Macondo, viene como anillo al dedo otro interrogante, con el debido respeto, para el colombiano más famoso del mundo:
¿Habrá alguna posibilidad de que Don Gabo acometa la redacción de una novela que recoja los enigmáticos días finales del polémico mandatario para sumarlo a su serie sobre los militares, compuesta por la gran trilogía que conforman obras de tanta trascendencia como El Coronel no tiene quien le escriba, El General en su laberinto y El otoño del Patriarca?
Otras preguntas que aventura el Contraplano en el marco de este ejercicio especulativo que motiva, además, el enorme conocimiento que Gabito tiene de Venezuela, país en el que vivió y molió periodismo del mejor “cuando era feliz e indocumentado”, en la dictadura del tirano Marcos Pérez Jiménez:
¿Posibilidades de que sus entrañables amigos, los hermanos Fidel y Raúl Castro, hayan compartido con García Márquez los mejores secretos alrededor del dilatado tratamiento que recibió Chávez, su mejor aliado, en los más calificados hospitales de La Habana?
¿Decir la verdad y nada más que la verdad sería poner en alto riesgo el buen estado de las relaciones entre los regímenes de los Castro y los herederos directos del chavismo, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello?
¿Correr el tupido velo del duelo del ídolo del populismo venezolano debería quedar por cuenta de otros escritores que no estén tan comprometidos con las revoluciones castrista y chavista?
¿Será cierto que el presidente venezolano falleció en La Habana, no en Caracas, unos días antes de la fecha elegida por sus herederos para hacer el macabro anuncio?
¿Hasta dónde tendrá fundamento una versión, según la cual, el cuerpo debidamente embalsamado del coronel Chávez fue transportado a la capital venezolana en un subrepticio vuelo nocturno del que tuvieron conocimiento muy pocas personas, al amanecer del 5 de marzo de 2012?
¿Será cierto que los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Argentina, Cristina Fernández, manifestaron su sorpresa y contrariedad, en una pausa del funeral, cuando se les permitió ver en privado el cadáver de su benefactor y se percataron de que no era tan reciente su fallecimiento?
¿Cuáles fueron las razones que hubo para que no se les permitiera a los dolientes ver, al menos, el rostro de su caudillo en el ataúd herméticamente sellado?
¿De producirse el hipotético libro, esta parte macondiana no iría en ninguno de los capítulos porque se pondría al descubierto un engaño a todo el mundo urdido tras bambalinas por los gobiernos de Cuba y Venezuela?
Uno de los sucesos históricos que coincidieron con la muerte del presidente Hugo Chávez es el fallecimiento del dictador soviético, José Stalin, ocurrido el 5 de marzo de 1952, en Moscú.
Otro episodio que relaciona Google: el mismo día de 1960, Fidel Castro pronunció por vez primera su frase «Patria o muerte», convertida después en lema de la revolución cubana, copiada ulteriormente en las montañas de Colombia por los hermanos Vásquez Castaño, jefes de la guerrilla del ELN.
La apostilla: ¿O será que algún día nos sorprenderá con la gran crónica de toda la verdad de los últimos días de Chávez el notable periodista venezolano Nelson Bocaranda Sandi, quien estremeció al planeta el sábado 25 de junio de 2011 con su macabra primicia publicada en su columna “Runrunes”, del diario El Universal, de Caracas, sobre el cáncer avanzado que padecía el presidente venezolano y que se lo llevó para siempre de este mundo?