El Ojo del Halkón La última será la vencida
En el momento de escribir esta columna no hay nada cierto en cuanto al futuro del proceso de paz, por una serie de sucesos que se han presentado en las últimas horas.
Las partes, tanto Gobierno como las FARC tomarán la decisión en la mañana de este lunes a ver si se regresa a la mesa de negociaciones aunque lo más probable es que sí, pero la sensibilidad de las FARC en cuanto a dialogar en medio de la guerra es bastante grande y lo peor es que no solo se opina desde La Habana, sino desde las montañas de Colombia, y cuando el Gobierno dice que va a continuar en su tarea de terminar con ese grupo subversivo que aún se encuentra combatiente en las montañas y se dan los resultados del pasado fin de semana, cuando perdieron la vida más de 26 subversivos, el asunto se pone de una sola pieza, si usted me ataca yo me defiendo y si yo me defiendo, usted me ataca, y de ese círculo no se sale y tenemos que ser claros, las FARC han buscado de todas formas que se produzca un cese bilateral del fuego, a lo que el Gobierno ha contestado que no es el momento porque se teme que en el momento de ceder a esta pretensión se vuelva a producir un nuevo Caguán, el que se convirtió en un nuevo fracaso en los intentos de conseguir la paz en el gobierno del presidente Andrés Pastrana a los que las FARC le hicieron conejo y después de un incumplimiento de una tregua, las partes se levantaron de la mesa.
Se pide que cesen los ataques por parte de la fuerza pública, pero en las últimas horas en Nariño los que actuaron de manera violenta fueron las FARC en los que resultó muerto un policía y unos civiles salieron con heridas de consideración. Así no vamos a llegar a ninguna parte y tanto el Gobierno como las FARC (hablo de los negociadores) debían de cerrar los oídos a las opiniones externas, porque como decía mi abuelo, que era un hombre bastante sabio, quien aconseja no es el que pierde.
No sé si me voy a meter en camisa de once varas, pero poco o mucho, los colombianos esperan que se llegue a un acuerdo y se firme el proceso de paz, aunque se ha perdido mucho la confianza y no estoy de acuerdo que toda la culpa se le eche al presidente Santos pues desde La Habana todos los días en mañana y en tarde aparecen opiniones, y como no hay un vocero definido por parte de las FARC, todos salen a hablar y el uno dice una cosa y el otro dice otra cosa, dando la impresión que no hay unanimidad en los conceptos y muchas veces se salen del tema de las propias conversaciones para tocar temas de la vida nacional, que según mi ignorancia no tienen nada que ver en los puntos que se han acordado para llegar a un acuerdo de negociación.
El anuncio del desminado llenó de esperanza a los colombianos, pero una cosa que sigue dándoles vuelta en la cabeza es lo referente a la administración de justicia, aunque desde la Fiscalía General de la Nación se han dado voces de soluciones, las que han hecho que algún sector de la población haya atacado y ha estado de acuerdo de que el Fiscal está de parte de las FARC, lo que esperamos que no sea cierto, por lo que entiendo, en esta clase de negociaciones las partes deben de ceder terrenos y en esto de la justicia hay mucho enredo y temor de que las grandes masacres, secuestros y otros delitos de lesa humanidad vayan a quedar en la impunidad.
Pero si el Gobierno y las FARC caen en la trampa de estar de acuerdo en lo que dice todo el mundo y desea, estas van a ser las conversaciones más largas, al igual que el conflicto de la historia reciente de la humanidad.
Hay que ser claros como están las cosas y no en la mañana decir si y en la noche no, porque si esto sigue sucediendo, se va a perder de verdad la credibilidad y el gran perjudicado en si va a ser todo el pueblo colombiano.
Deben de concentrarse en lo que están estudiando y que es punto de lo acordado que se iba a conversar en la mesa de La Habana. El Gobierno se ha dado una gran pela, de llevar a los más altos mandos militares para hablar con quienes han sido sus enemigos por muchos años y ahora anuncia que estará en esa misma mesa, nada más y nada menos que la Canciller General de la República, lujo que no se ha dado ninguna mesa de conversaciones en el mundo, porque lo que se está haciendo es en serio y de alto rango.
Cada semana recibimos la noticia que son más los cabecillas de las FARC que salen del monte o selvas colombianas rumbo a La Habana y que el Gobierno les da todas las facilidades, a pesar de que sigan los combates, para que esto suceda, lo que ha dado pie a malos entendidos y que se diga en varios corrillos que lo que están haciendo los guerrilleros es dándose un respiro y viajando a unas no merecidas vacaciones al país de los Castro.
El presidente Santos lo dijo el sábado categóricamente, que estaba preparado para la paz o para la guerra, es decir, a ver como la ponen, seguimos en diálogos o nos seguimos matando y las FARC anuncian que terminan un cese al fuego unilateral que ha dado mucho que pensar, porque se cree a pesar de lo que algunas entidades han informado que no se ha cumplido a cabalidad, porque continúan los secuestros y los ataques a la sociedad civil en muchas regiones del país como lo sucedido en el departamento del Cauca.
Será que esta es la última vez en donde se defina por parte de los voceros en conversaciones que es lo que se va a hacer. Será que hay que esperar que dentro de unos días también se anuncie que por x o y asunto se paran de la mesa de conversaciones.
Las cosas hay que hacerlas bien o no hacerlas y es muy duro lo que voy a decir, pero el Gobierno debe de tener carácter y hacer cumplir que los temas a tratar en la mesa de La Habana son los que se acordaron y si no estoy mal, recuerdo que se habló desde un principio que las conversaciones se adelantarían en medio de la guerra y que ese cese bilateral del fuego llegaría a su punto en el momento en que las conversaciones estuvieran muy adelantadas y con acuerdos muy concretos, pero las FARC han insistido en ese cesa bilateral y sectores defensores de los derechos humanos son los que más opinan al respecto.
También en los sectores políticos se han escuchado voces de desacuerdo tales como las del Centro Democrático que ha estado de acuerdo que el gobierno Santos se le ha entregado a las FARC y está haciendo lo que estas quieran, mientras que los seguidores y amigos del Gobierno dicen que no se deben de levantar de la mesa pase lo que pase, porque la paz se firma porque se firma y no es así, la paz debe de firmarse si es para el bien y no para problemas futuros que vuelvan a afectar a una población que está cansada con un conflicto que lleva más de sesenta años.
Son muchos los que quieren sacarle partido a lo que está sucediendo en La Habana, unos son enemigos ocultos, que no es que no quieran la paz, sino que hubiera querido que ellos hubieran sido los que hubieran logrado el acuerdo y no el presidente Santos, y el propio Santos que ha puesto todas las cartas sobre la mesa para lograr esa paz, que de tanto hablarse de ella en los discursos diarios del Gobierno puede llegar a no dar el resultado esperado, que es calar en la población sino que la gente del común y porque no decir todos, se cansen del son sonetico de la paz.
Espero que cuando unos cuantos hayan leído esta columna, se esté anunciando que continúan las conversaciones y no que se han levantado de la mesa de La Habana, siendo un fracaso más de la política de paz del país.