Abusadores sexuales
Por Germán Cepeda Giraldo
Aunque yo era muy niño, y un manto total de inocencia cubría mi rostro, guardo en mi mente las imágenes en las que aparecen unos gendarmes llevándose maniatado a un empleado de mi padre. A los pocos días, y ante nuestra sorpresa por tratarse de un hombre bueno y trabajador (en apariencia), un periódico publicó una foto de él y un titular que decía: «Capturado el violador del sur». Después nos enteramos de que fue condenado a prisión.
Hoy en día los jueces, en sus incomprendidas decisiones, dejan ir a los violadores para sus casas donde, además, se dan a la fuga.
En días pasados me enteré de la siguiente noticia: «‘Monstruo de la Sierrita’. Pretendía huir del país Bayron Palacio, un abusador de niños, aprovechó el hecho de estar en casa por cárcel para intentar fugarse del país y evadir a la justicia».
Y hace muy poco tiempo, estando ya hecho y derecho, leí en un diario que una mujer mintió acerca de una posible violación, por parte de unos supuestos criminales.
Atónitos vemos y oímos, cómo criminales que se benefician de nuestras leyes laxas, dejan las cárceles para inundar con su despreciable río de fechorías las calles de nuestras ciudades sin que nada ni nadie se los impida.
Hay que enfatizar, en este punto, que las leyes se originan en el Congreso (son creadas por los honorables senadores) y que nuestros jueces no tienen más que, para fallar, apegarse a ellas, o de lo contario serían sancionados severamente.
Que se convierta en una cruzada proteger a mujeres, niñas y niños, de rufianes que acechan a sus víctimas, sin importarles si son familiares, amigos, vecinos y, mucho menos, desconocidos.
Verdad o mito, realidad o ficción, frente a la violación, todos debemos estar atentos a las actividades de nuestros infantes y, oígase bien, nunca pero nunca perderlos de vista.