domingo noviembre 24 de 2024

Las cárceles no pueden seguir operando como centros de tortura

30 enero, 2014 Generales

La tragedia ocurrida ayer en la cárcel La Modelo de Barranquilla pone en evidencia la gravísima crisis humanitaria que sufren más de 120 mil personas recluidas en las cárceles del país. Como lo tituló El Heraldo, el centro de reclusión se convirtió en un verdadero infierno, en el que las llamas mataron a diez colombianos e hirieron a otros cincuenta.

Por los inhumanos niveles de hacinamiento, las cárceles colombianas están operando como unas especies de centros de tortura. Es inaceptable que la capacidad carcelaria sea de 76.066 reclusos y que el número de internos supere los 120 mil, de los cuales 37.052 ni siquiera han sido procesados y condenados por las autoridades judiciales, realidad está que también considero por completo repudiable.

Los reclusos están sometidos a condiciones propias de las mazmorras de la edad media. No tienen derecho a un buen servicio de salud ni a una alimentación adecuada, lo que se agrava por las indignantes condiciones de salubridad e higiene, situación que nos avergüenza ante el mundo.

Como lo ha expresado el Defensor del Pueblo, la reforma del Código Penitenciario no resuelve este problema. Si mucho, el hacinamiento pasaría de 44 mil a 35 mil, insignificante disminución si se compara con la magnitud de la crisis.

Las condiciones inicuas en las que se mantiene a los reclusos, y desde hace tanto tiempo, demuestran la actitud negligente de todos los gobiernos para atender un problema que ya ha debido solucionarse.

No puede llamarse civilizado un país en el que los reclusos son sometidos a este tipo de maltratos, por lo que es urgente que el gobierno actúe para que las cárceles funcionen bajo una lógica democrática.

Además de construir más cárceles, es necesario replantear la política criminal y tomar medidas que permitan la resocialización mediante el trabajo y la educación.

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