viernes diciembre 20 de 2024

A VUELAPLUMA

13 octubre, 2015 Opinión
Augusto León Restrepo Ramírez
 Por Augusto León Restrepo

 A la mayoría de colombianos la memoria nos falla para asuntos fundamentales y la tenemos viva para lo baladí, lo secundario. Desde que comenzó el difícil proceso de acallar los fusiles de las Farc y disuadirla de la obsoleta y fracasada estrategia de creer que es posible obtener el poder a través de las armas, a alguien se le ocurrió exponer como norma general que nada está aprobado mientras todo no esté aprobado. Y mientras se aplicó con rigurosidad, las mareas se sortearon  con éxito y se pasaron las páginas sin consecuencias visibles. Pero no faltó  el que olvidó la regla  y se ideó que algo tan serio como el acuerdo del Estado con los guerrillos en relación con la justicia transicional, estaba aprobado sin que estuviera TODO aprobado y que tal hecho, de indiscutible trascendencia, debería  promulgarse, publicarse  y festinarse ante la faz del mundo. Error de errores. La función montada bajo la dirección de Raul Castro  a la postre resultó inane y mas bien distractora y   enturbió por unos días la claridad que requieren los acuerdos de La Habana. El  obligado y  desganado estrechón de manos , por lo menos de parte de Santos, terminé viéndolo como los puños que juntan los púgiles antes de comenzar el combate y agarrarse a los pescozones y las trompadas.

 Me incomoda, como a todo columnista , tener que citarse uno mismo para argumentar ante nuevos hechos que se van desgranando en la activa realidad colombiana. Pero entre comillas recuerdo lo que escribí el  30 de septiembre en los medios que publican mis columnas y que dirigí en especial a los catastrofistas de todas las pelambres : » Con la firma  de De la Calle y Márquez para que se cree un Tribunal de Transición no llegó la hecatombe ni el acabose. Es apenas el ESBOZO de un cuerpo judicial cuyo ejercicio de sus funciones no podemos calcular en el tiempo…..Yo por mi parte no  me voy a desvelar pensando en el Tribunal de Justicia Transicional…..Cuando arranque en sus funciones, defina con claridad su competencia y quede incrustado  en nuestra  organización constitucional y legal , ya lo veremos. Lo que puedo vaticinar, sin que tenga bola de cristal, es que el camino será culebrero, como decimos los campesinos de las breñas caldenses. Faltan muchos temas por decantar y mucha pólvora por quemar…».  » Es que se trató de algo tan gaseoso, tan en el aire , lo que se presentó en Cuba como piedra angular del proceso de terminación del conflicto, que decidí darme una espera suficiente para abordar el tema, por lo menos hasta que sepa si se ratifica o no por los medios que sean,  TODO lo acordado en La Habana entre la institucionalidad y la subversión. Yo siempre  me he referido a la terminación del conflicto y no al proceso de paz, porque este solo comenzará cuando dejemos de matarnos por tener ideas distintas sobre el Estado, y perdóneseme la digresión. Botar corriente sobre lo que es apenas una mera expectativa, no es recomendable. Cada día trae sus propios designios.  Y el escepticismo es una posición racional, aun cuando ante el noble propósito de acabar una guerra siempre hay que cruzar los dedos para que se obtengan los resultados pretendidos. Parece un oxímoron  pero mi escepticismo es esperanzador.
El aparatoso  escrito de 75 puntos sobre la Justicia Transicional, ante las cámaras de televisión de todo el mundo, en carpeta de fino cuero, se lo pasaron  a Humberto de la Calle y a Luciano Marín Arango, para que lo suscribieran. Habrá que conocer el » histórico » documento, para saber si el delegatario guerrillero firmó como Iván Márquez o como Luciano Marín Arango, ojo, porque no faltará el santanderista que pida la nulidad de lo actuado. Y se dijo y se escribió que  los colombianos estábamos a tiro de piedra de acabar nuestra lucha fratricida y que el Papa y que Obama y que la Onu y que el Premio Nobel etc, etc. Pero nadie supo en ese instante, que por fortuna De la Calle había escrito al margen del papel una frase, inteligente, analítica, valiente, responsable, sin dejarse deslumbrar por los reflectores ni por el espectáculo, esta sí con marco relevante : » documento en proceso «. Y comenzaron a desinflarse los globos. Y  la guerrilla y los opositores a lo de La Habana, en una coincidencia inusual , a exigir que se dieran a conocer íntegros los 75 puntos redactados en lenguaje cripto – jurídico  por los Abogados de las partes. Los de la guerrilla para aprovecharse, marrulleramente , de los vacíos e incongruencias detectadas por De la Calle y sus compañeros de delegación y los politiqueros  en Colombia , encabezados por el Procurador General de la Nación,  para fabricar banderas electorales y descalificar los grandes avances de la mesa negociadora en busca del cierre de la balacera. Sin ese «documento en proceso » , precisiones indispensables como las relacionadas con el secuestro y la amnistía, lo de la extradición  y las condiciones de la restricción efectiva de la libertad para los rebeldes en armas, serían simples saludos a la bandera.
Pero las aguas volvieron a su cauce. En Derecho y en política las cosas se deshacen  tal como se hacen. La institucionalidad y las Farc, asesoradas por los países garantes , le pidieron a los abogados Manuel José Cepeda, Juan Carlos Henao, Douglass Cassel, Alvaro Leyva, Enrique Santiago y Diego Martínez, que se reunan este fin de semana en  Cuba para refinar y blindar lo de la Justicia Transicional. Quedamos pendientes de lo que re exploren los juristas,  para continuar navegando en el proceloso mar de los entendimientos anti belicistas.
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