“El poder para qué?”
Por: Juan Manuel Galán
A lo largo de una carrera política, uno se encuentra con las aspiraciones de muchas personas que luchan por cargos de elección popular y que quieren ser candidatos y llegar a una Alcaldía, un Concejo Municipal, al Congreso de la República e inclusive a la Presidencia. Sin embargo, no todos ellos cuentan con la determinación, el carácter y el propósito de llegar a un cargo público para servir a su ciudad o su departamento. Causa dolor recorrer la geográfica colombiana y ver que muchos tienen otros intereses, utilizan el intercambio de favores individuales y el derroche de dinero en las campañas, para convertir la contienda electoral en una mera estrategia publicitaria, propia de cualquier producto de consumo.
La libertad política de los electores debe ser defendida del condicionamiento, la manipulación que comprometen el sistema electoral y la legitimidad de nuestra democracia. Me refiero a que hay que protegerlos contra las amenazas de perder un empleo o un subsidio si no votan por determinadas listas o de perderse de un beneficio económico por no elegir determinado candidato. Estas conductas, como lo dijo Luis Carlos Galán, se convierten en verdaderas amenazas contra la auténtica libertad del pueblo, para escoger a sus gobernantes. Es necesario recuperar la fe perdida de los ciudadanos en la política y comenzar a reemplazar viejas prácticas electoreras por formas de hacer política con integridad, honestidad y con un sentido ético de servicio.
Devolverle la majestad a la política, es la mejor manera de proteger a los electores. Por eso ahora que atravesamos un proceso de paz, en el que estamos esperanzados y esperamos ponerle fin a 60 años de conflicto armado, yo preguntaría quienes son más violentos: los guerrilleros de las FARC? o los políticos corruptos que compran conciencias, que compran votos y que se apropian del presupuesto de la contratación para hacer negocios de lucro personal. El comienzo del proceso de paz está en que todos los ciudadanos tengan conciencia de sus derechos y de sus deberes. Le pondremos fin a la guerra en Colombia cuando se acaben las prácticas corruptas e ilegales en la contienda electoral y en el ejercicio de lo público.
Lo que se necesita, además del llamado de alerta al elector, es el compromiso de los partidos de cambiar la cultura política en la administración del estado y pasar de intereses burocráticos o contractuales a la interpretación de los ciudadanos. El poder para qué? El poder para servir el interés general de los colombianos.