A Colombia le llegó la hora de la paz: Juan Manuel Santos
El presidente de Colombia Juan Manuel Santos le dio este martes el último impulso al proceso de fin del conflicto con la guerrilla de las FARC, al convocar a todos los colombianos a “darle una oportunidad a la paz”, llamado en el que incluye a los amigos de la negociación, a sus detractores y a quienes preferirían continuar la guerra.
Con ese propósito, anunció que su Gobierno iniciará una amplia conversación con todos los sectores sociales, para que “hablemos de paz en las ciudades y en los campos”. Aunque no explicó cómo concretará esa “conversación”, sí dijo que ella es necesaria porque la obligación del Gobierno es resolver las inquietudes de los ciudadanos y porque entiende que existan preocupaciones alrededor de un tema tan complejo. “Queremos hacer una paz amplia, una paz sin odios, una paz sin rencores, la paz de todos y con todos”.
Al admitir la legitimidad de las voces en contra de los acuerdos y de las preocupaciones que surgen alrededor de ellos, explicó que las entiende porque “todos nosotros hemos vivido nuestra vida bajo el conflicto armado. Unos lo han sufrido más que otros, pero todos lo hemos sufrido, terminarlo no es fácil y tener preocupaciones es legítimo”.
El llamado al diálogo nacional y a darle la oportunidad al acuerdo de paz lo enfatizó como una responsabilidad individual. A todos los ciudadanos nos pidió preguntarnos qué puede hacer cada uno para que Colombia sea un país en paz. “Demostremos que somos capaces de lograrlo (superar el conflicto armado); pensemos en ¡cómo será Colombia en paz!, en la paz que construiremos entre todos para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos puedan vivir en paz”.
En una alocución nacional pronunciada hace minutos, el Jefe del Estado ratificó el 23 de marzo de 2016 como la fecha límite para firmar el acuerdo con las FARC de finalización del conflicto armado.
Pese a las dudas que han surgido sobre la premura de ese límite, Santos dijo que es posible cumplirlo, pues con el acuerdo conocido esta mañana en La Habana se dejó atrás el punto más complejo de la agenda: el de las víctimas, que incluye el tema de justicia.
Sobre los próximos pasos en el proceso recordó que falta acordar el último de los cinco puntos temáticos de la agenda: la terminación del conflicto, que incluirá temas como la dejación de armas y la reincorporación de los exguerrilleros a la vida civil.
Dijo que antes de resolver ese punto se trabaja en alcanzar “lo más pronto posible”, un cese al fuego bilateral y definitivo. Sobre él, dijo que las condiciones están dadas para terminar la confrontación y dedicarse únicamente a culminar los acuerdos. Repitió que se deberá fijar todo lo necesario para la debida verificación del cese, con participación de los Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y de otros países.
“Cuando logremos el acuerdo final –que debe ser en menos de cuatro meses–, cumpliré mi promesa, y serán ustedes, los colombianos, los que decidirán si lo aprueban o no. Serán ustedes quienes tengan la última palabra”, dijo Santos, al referirse al plebiscito con el que serán ratificados o rechazados los convenios firmados en La Habana.
El primer mandatario dedicó un capítulo especial de su discurso de hoy a los integrantes de las Fuerzas Armadas: “Les prometí que cualquier beneficio que se les diera a las FARC en materia de justicia, se les daría también a los miembros de nuestra fuerza pública que hubieran cometido algún delito relacionado con el conflicto armado. También dije que sería un tratamiento diferenciado, pero no más severo, con base en el reconocimiento de que nuestros militares y policías usan de manera legítima la fuerza en nombre del Estado”.
No solo ratificó esa promesa a los uniformados; también les explicó que la jurisdicción especial para la paz se podrá aplicar de manera simultánea, pero que los agentes del Estado nunca serán equiparados a la guerrilla. Y les aseguró que los militares pueden pedir revisión de sus sentencias y procesos, porque “no se volverá a cometer la injusticia de ver a los guerrilleros libres y a los militares presos”.
En un sentido similar, habló de civiles que se hayan visto involucrados en delitos en el contexto del conflicto armado. A ellos les aclaró que esa participación no se considerará un delito si fue el resultado de coacción, es decir, “si obraron obligados o por amenazas”.
En el resto de su discurso, Juan Manuel Santos resumió los puntos acordados con la guerrilla sobre justicia y reparación a las víctimas, haciendo énfasis especial en que las víctimas recibirán justicia, pero también lo que más quieren ellas: conocer la verdad sobre lo que pasó y sobre la suerte y el paradero de sus seres queridos.
También subrayó que los delitos de lesa humanidad no serán amnistiados, sino juzgados y sancionados por la jurisdicción que se cree con ese fin, y calificó como un logro mayor que “las FARC se comprometieron por primera vez en su historia a contribuir a la reparación material de las víctimas”.