sábado julio 20 de 2024

El gobierno de Excel y los campesinos de Lenguazaque

08 abril, 2014 Opinión

Por: Ricardo Galán

Pregunta de la revista Semana en su última portada: ¿ Si la economía y el país van bien, por qué el presidente cae tanto en las encuestas?

Quizá la respuesta más cercana a la realidad se la puedan dar los campesinos y mineros de Lenguazaque, una población de 25.407 habitantes, ubicada en la provincia de Ubaté, Cundinamarca a escasos 116 kilómetros de Bogotá. Para ellos ni la economía ni el país van bien desde que Juan Manuel Santos llegó al poder.

Para apoyar su tesis de que la economía y el país van bien, Semana utiliza cinco indicadores: En los últimos cuatro años, el país ha crecido en promedio 4.6%, el recaudo de impuestos superó la “cifra histórica” de $100 billones, la inflación está por debajo del 2%, el déficit fiscal bajó a 2,4% y el desempleo a 10,7%.

Para los campesinos y mineros de Lenguazaque la economía y el país van mal porque sus vecinos, los pequeños mineros del carbón que se quedaron sin trabajo con la llegada de las multinacionales, ahora tienen que robarles sus vacas para poder alimentar a sus familias.

Para los campesinos de Lenguazaque la economía va mal porque cada vez les pagan menos por la papa, la cebolla y la remolacha que cultivan.

Para los panaderos de Lenguazaque la economía y el país van mal porque como los mineros no tienen trabajo y los campesinos no tiene plata, cada día les compran menos pan, menos leche y menos queso, los otros productos estrella de la región.

Sin contar claro está que mientras el Gobierno corre a concederles las licencias ambientales a las multinacionales, a ellos los persigue la policía y los extorsiona la guerrilla por ejercer “la minería informal” como ahora califican las autoridades mineras y ambientales a lo que han hecho toda su vida para sobrevivir. O por transportarse en motos y camiones viejos, como si en Lenguazaque hubiera Transmilenio.

Ahí puede estar la explicación que Semana no logra resolver. En la manera de mirar las cosas. Mientras para los tecnócratas de Bogotá la economía y el país van bien porque así se lo indican unas fórmulas de Excel; para los campesinos y mineros de Lenguazaque la economía y el país van mal porque así se los indican el hambre y el vacío de sus bolsillos.

Dice Semana que el Gobierno atribuye el desfase entre su realidad y las encuestas a un problema de comunicación. Puede que tenga la razón.

Pero no sólo a la evidente mediocridad del Gobierno para comunicar sus logros, sino a su absoluta incapacidad para escuchar a la gente, entender sus problemas y tratar de sincronizar sus políticas públicas con las verdaderas necesidades de la población y no con los sofisticados logaritmos de los técnicos del Dane y Planeación.

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