martes diciembre 17 de 2024

Con las pilas puestas

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 Por Esteban Jaramillo Osorio

No son inconvenientes los encuentros fugaces entre jugadores con aspiraciones a la selección y el entrenador responsable de la puesta en marcha del nuevo proyecto. Lo son en la medida que no se obtenga de ellos el máximo provecho. El objetivo es mentalizar al futbolista sobre las responsabilidades mayores que le esperan, situarlo en territorios para algunos inexplorados y, con ello, programar un punto de encuentro entre los nuevos y las figuras ya conocidas, en un primer contacto que aleje complejos y dudas.

Una cita relámpago no puede convertirse en una pausa en el trabajo cotidiano, con recesos prolongados en la parte física, o en interferencia inoportuna a las labores normales de los clubes, con compromisos internacionales.

Coincide la decisión del entrenador, de hacer faenas previas a la competencia, con el resurgimiento de los jugadores clave y por el protegido en sus convocatorias. James, en Real; Cuadrado, en Juventus; Aguilar en Belenenses y la consolidación de otros, como Bacca, Murillo y Cardona, alientan una expectativa menos crítica que la registrada a los finales del año reciente.

No es extraño que, en la primera cita, aparezcan jugadores de Nacional en mayor número. Lo justifica su rendimiento, sus frescos títulos y los números redondos en el arranque de la liga.

Pekerman mira su alacena buscando en ella soluciones domesticas a las debilidades que en algunas líneas se aprecian, cuando los grandes duelos, de nuevo, se aproximan.

El éxito de este trabajo express, se basa en el hallazgo de nuevas alternativas y en la manifestación de su credo futbolero al que se deben integrar los escogidos.

Se espera que no sea solo un capricho, el reunir, durante cinco días, a una legión de futbolistas con aspiraciones, por el simple deseo de acallar las críticas.

No esta Pekerman con la soga al cuello, a pesar de las objeciones justificadas a su trabajo reciente pero ya es hora del uso de su overol y de su regreso a los campos de entrenamiento. Debe demostrar que falsas son las acusaciones que lo identifican como “El vago mejor remunerado de Colombia”

Existe un margen de confianza entre los aficionados que recuerdan tardes de lujo y jornadas con goles y victorias inolvidables.  Pero él, como cualquier entrenador, sujeto a números y resultados, no escapa al escrutinio público, cuando no cuadran sus cuentas. El mundial de Brasil está en la historia. No peca por desagradecido el pueblo que hoy pide triunfos y títulos, a pesar a una cierta negación a mirar el pasado como referente. Los compromisos ahora son distintos.

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