viernes diciembre 20 de 2024

Buscando la calma Es prioritario devolverle a la Policía la estabilidad perdida a través de la búsqueda de la verdad.

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La salida del general Rodolfo Palomino de la dirección de la Policía Nacional un día después de que la Procuraduría le abriera una investigación por tres hechos –un presunto enriquecimiento ilícito, las denuncias sobre interceptaciones ilegales a periodistas y las acusaciones sobre el papel que habría tenido en una supuesta red de proxenetismo dentro de esta fuerza– es el más reciente capítulo –y ojalá el epílogo– de una historia tormentosa, truculenta, pero cuyo principal rasgo es que a estas alturas no existen elementos suficientes para clasificarla como de ficción o no ficción.

Tal confusión, cuya sombra cobija y oscurece el ambiente interno de la Policía Nacional, contrasta con la certeza, lamentable, respecto al daño que tanto ruido le ha causado a una institución que, no obstante, sigue siendo merecedora de la confianza de millones de colombianos.

Por fuera de su cargo, le corresponderá a Palomino demostrar su inocencia, y gozará así de un margen de maniobra mayor. Por lo pronto, hay que reconocerle el haber dimensionado la afectación que su permanencia le causaba a la Policía, razón por la cual dio un paso al costado, a pesar de que en este momento no existe ningún elemento visible que lo incrimine.

Esto último es alentador para el General, pero sugiere también, y esto, por supuesto, debe preocupar, que la tormenta cae sobre toda la institución, no solo sobre su cabeza. Lo del director saliente es una línea dramática más en un guion prolijo en ellas tanto como en intrigas y en detalles de muy mal gusto.

Y aquí hay que hacer mención aparte a la filtración de un video que para los investigadores responsables de armar el rompecabezas puede tener algún valor, pero que lejos de ese contexto reservado no es más que una pieza audiovisual con potencial tanto para satisfacer retinas morbosas como para destrozar irremediablemente, tal vez, y en apenas ocho minutos, la honra de una persona.

Ante todo esto, así suene a afirmación de Perogrullo, hay que reiterar la importancia de que cuanto antes la ciudadanía sepa qué es verdad y qué es mentira de lo que en el último tiempo se ha dicho respecto a la institución policial. Que cualquier hecho de corrupción se ventile y sus responsables no solo sean sancionados, sino que ayuden a llegar a la verdad. Por supuesto que todas las entidades del Estado deben ser modelo de transparencia, mas esto no obsta para recalcar algo real y es que cualquier indicio de anomalías en la Policía causa un nivel de preocupación mucho mayor en la gente que si ocurriera en cualquier otra instancia. Ni hablar de la severidad del daño que causan en la arquitectura de la legitimidad del Estado cuando estos casos son comprobados.

En resumen: las denuncias en manos de la Fiscalía son graves, así como los hechos que describen otras tantas versiones que circulan. El Ejecutivo así lo ha reconocido y por eso implementó la comisión de alto nivel con la que se pretende hallar no solo los problemas, sino también soluciones estructurales, del tenor, si es el caso y los hallazgos así lo obligan, de las implementadas por el general Rosso José Serrano en tiempos cada vez más parecidos a los que corren hoy. Este es, sin lugar a dudas, el principal desafío del general Jorge Hernando Nieto, su nuevo director.

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